sábado, 9 de enero de 2016

VOLVER A CANFRANC, de Rosario Raro


DATOS TÉCNICOS:

Título: VOLVER A CANFRANC
Autora: Rosario Raro
Editorial: Planeta
Colección: Autores Españoles e Iberoamericanos
ISBN: 978-84-08-13969-0
Páginas: 512
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta



Hay veces en que las novelas nos llevan a lugares exóticos o paradisíacos o a ciudades y países por los que sentimos una especial debilidad, quizás por las vivencias a las que hemos asistido en alguna ocasión, bien en un viaje real o quimérico y, a nada que el autor haya tenido un poco de oficio, se nos quedan prendidos para siempre en nuestro imaginario. Prueba de ello ha sido el fenómeno landscape, que a tantos ha enamorado -aunque no sea yo precisamente una de las defensoras de este género- y por el que algunas editoriales apostaron fuerte desde un tiempo a esta parte.

Sin embargo, a veces basta con dar una vuelta por el panorama literario español para encontrar no solo paisajes impresionantes descritos con una sensibilidad tangible, sino que nos narran unas historias tan vibrantes desde las primeras páginas, que nos hacen reconciliarnos con el género humano en un momento tan delicado como el actual, donde la humanidad brilla por su ausencia.

Una de esas novelas en las que encontraréis todo esto que os estoy diciendo y más lo descubriréis en Volver a Canfranc porque es una historia inolvidable que os acercará a la única fuente de la que manaba la libertad y la dignidad humana en medio de aquel páramo inhóspito en que se convirtió Europa en plena Segunda Guerra Mundial.

Pero vayamos por partes, que siempre tengo tendencia a adelantarme…



LA AUTORA:

Rosario Raro (Castellón, 1971) es doctora en Filología. Además, ha estudiado Técnicas de Escritura Creativa en la Universidad Mayor de San Marcos y en la Pontificia Universidad Católica de Perú, país donde residió durante una década. Una vez licenciada en la Universidad de Valencia, cursó un Posgrado en Comunicación Empresarial en la Universitat Jaume I y otro de Pedagogía. Además, dirige el Aula de Escritura Creativa e la universidad Jaume I de Castellón desde su fundación en 2004 y hasta la fecha ha impartido numerosas conferencias.

Su obra literaria, además de haber sido traducida a varios idiomas (catalán, japonés y francés), ha recibido numerosos galardones tanto a nivel nacional como internacional. Es autora de:

- Carretera de la Boca do Inferno.
- Surmenage.
- Perder el juicio.
- Los años debidos.
- Finlandia.
- La llave de Medusa.
- Ex.
- Desarmadas e invencibles.
- El alma de las máquinas.
- Volver a Canfranc.



ARGUMENTO:
Marzo de 1943: La población de Canfranc ha sido tomada por los nazis y reconvertida en un enclave más de la Francia ocupada. Próxima a la estación internacional se encuentra La Serena, la posada del pueblo regentada por Tricio y Pilar, donde se dan cita gentes de más de diez nacionalidades distintas. No en vano es el lugar donde se alojan desde los miembros de la Gestapo y de las SS,  a los chóferes de los camiones suizos que transportan el oro expoliado por los nazis por el que pagaban a España considerables cantidades a cambio del wolframio que les servíamos. También se dan cita los miembros de la Resistencia Francesa, así como espías británicos o refugiados de guerra que huían de una muerte segura en los distintos campos de concentración repartidos por Europa ocupada por Hitler, tras la instauración de “La Solución final para la cuestión judía”.

En la estación internacional, mientras tanto, el jefe de la aduana francesa, Laurent Juste, y una camarera del hotel, Jana Belerma, exponen sus vidas junto con la inestimable ayuda del contrabandista Esteve Durandarte, para ayudar a miles de judíos que gracias a la Resistencia francesa han conseguido escapar de las fauces de la policía secreta nazi. La inmensa mayoría son gente anónima, aunque a ellos se sumará una reducida lista de personajes famosos como el pintor Marc Chagall,  la artista de variedades Joséphine Baker y su marido o la viuda del músico Gustav Mahler, Alma.



IMPRESIONES:
La Estación Internacional de Cafranc se inauguró en julio de 1928 ante la presencia del rey Alfonso XIII y el presidente de la República Francesa Gaston Doumerge con el propósito de  dispensar un nuevo paso fronterizo entre Francia y España a través del túnel de Somport. Tenía doble nacionalidad: española y francesa y se componía de un edificio principal, distintos muelles de carga y un almacén de máquinas. Entiendo que dicho así, suene a poca cosa, pero para que os hagáis una idea de su dimensión arquitectónica, en marzo de 2002 fue declarada Bien de Interés Cultural. Los trabajos de construcción duraron cinco años y se utilizó una heterogénea composición de materiales, como la piedra, el hormigón, el cristal o el hierro, rematando las cubiertas con pizarra, dando lugar a un edificio de bella factura que se convirtió en un lujo de establecimiento para envidia de propios y extraños. De planta alargada y disposición simétrica, se articula en cinco cuerpos, estando el central y los laterales aventajados y más elevados que el resto. Las dimensiones son espectaculares, pues mide 241 metros de fachada.

Durante la II Guerra Mundial, la estación alcanzó una importancia decisiva a efectos estratégicos para ambos bandos, ya que se convirtió en la entrada y salida de Europa y, como en la Casablanca ficticia de Bogart -que no me cabe duda fue un fiel reflejo de lo acontecido en este pueblo oscense-, en la posada próxima a la misma, se daban cita toda clase de personajes: desde refugiados políticos a espías, desde contrabandistas a tropas de ocupación de la Alemania nazi. Todos cabían en ese pequeño enclave pirenaico y casi nadie sabía lo que hacía cada uno de ellos.

¿Y cómo pudo ser eso? Pues la respuesta, para quienes no conozcan nada de esta historia como me sucedió a mí y que sucedió tal y como se nos narra a lo largo de las páginas –más allá de las licencias que se haya podido tomar la autora al novelar los hechos- es muy sencilla: en noviembre de 1942 Canfranc fue invadido por las tropas alemanas como si fuese un territorio más de la Francia ocupada. En las dependencias de la parte francesa de la estación internacional montaron un cuerpo de policía con soldados de la brigada de Alta Montaña, apoyados por miembros de la Gestapo y agentes de la SS. La estación se convirtió de esa manera en un lugar de paso hacia España, Portugal y de ahí a Sudamérica. También circuló por allí el oro que los alemanes expoliaron en los países ocupados con el que pagaban el wolframio que España y Portugal les suministraban, por lo que se puede deducir que la famosa neutralidad española tan cacareada durante décadas fue, como se dice hoy en día, postureo puro y duro, no sólo por facilitar a los nazis el valioso mineral tan vital para la industria armamentística, sino porque los policías españoles tenían órdenes específicas de entregar a la Gestapo a todo judío que encontrasen.

Pero lo más importante, y en lo que se centra el grueso de esta novela, es en la labor llevada a cabo por un grupo de héroes más o menos anónimos que, jugándose la vida con cada movimiento que realizaban, consiguieron que miles de judíos alcanzaran la libertad. Resulta sorprendente la aparente sencillez con la que la autora nos va describiendo el funcionamiento de la red de espionaje urdida por la Resistencia: desde el consulado británico con base en San Sebastián que sufragaba los gastos de evacuación de refugiados, al servicio de informantes que viajaba desde el norte de Aragón al País Vasco, la embajada británica en Madrid y la sede del Cuartel general del alto mando aliado en Londres. También nos describe algunas prácticas, como es el uso de novelas con mensajes en clave que una vez descritos tenían de recodificar y así un montón de ejemplos que ayudan a crear un ambiente de lo más intrigante.

Los personajes:
Aunque a priori puede parecer que la protagonista es Jana Belerma, podría decirse que estamos hablando de una novela coral, posiblemente porque tanto los personajes principales como los secundarios están perfectamente caracterizados, descritos al detalle y con mimo, hasta el punto de que llegamos a tener la sensación de conocerlos íntimamente, tanto por sus rasgos físicos como por su personalidad o su manera de comportarse.

Pasaporte de Albert Le Lay
- Laurent Juste: Jefe de la Aduana francesa en Canfranc, este personaje está inspirado en la figura de Albert Le Lay. Casado con Arlette, tienen tres hijos: Maude, que estudia en Madrid, Solange y Auguste. Es el enlace directo con la Resistencia, por lo que una vez al mes acude a Zaragoza, a la consulta de un dentista donde recibe las instrucciones sobre los nuevos “viajeros” a los que prestar ayuda.

- Jana Belerma: Tras la muerte de sus padres en un bombardeo durante la Guerra Civil en su Zaragoza natal, decidió responder a un anuncio publicado en el periódico local y convertirse en camarera del Hotel Internacional, por lo que acostumbra a vestir como tal un uniforme negro sobre el que lleva un delantal blanco, así como una cofia en la cabeza bajo la cual recoge su cabellera, rizada y pelirroja, con una redecilla negra. Es la encargada de recoger a los judíos una vez que llegan al vestíbulo de la estación guiados por Didier y proporcionarles pasaportes, visados, salvoconductos (que previamente ha falsificado –o falsifica durante las horas de espera- y sin los cuales serían interceptados y deportados), billetes de tren con los que continuar viaje a Lisboa con escala en Madrid y los pasajes de barco con destino a Sudamérica. En caso de que los refugiados lleguen enfermos –algo habitual sobre todo cuando los que vienen son ancianos que han pasado mil y una penalidades- los derivará a la clínica universitaria que dirige el doctor Mallén, también colaborador, en Zaragoza.

- Esteve Durandarte: Contrabandista y bandolero con fama de conquistador, es admirado por todos, aunque vive recluido en las montañas junto a dos de sus secuaces la mayor parte del año. También es colaborador de la Resistencia y vital para que funcione el engranaje canfraniano. Físicamente posee una gran envergadura, aunque es delgado pero ancho de espaldas. Acostumbra a llevar barba y una larga melena que se ata con una cinta de cuero.

Pero junto a ellos y, a pesar de ellos, hay otros tantos personajes que harán nuestras delicias, así como unos pocos francamente aborrecibles, como es el caso de:

- Didier: Obrero de vía y obras, era la persona que recogía a los refugiados en el tren y los guiaba hasta el hangar donde debían esperar el tiempo necesario hasta que llegase el tren con destino a Madrid. De aspecto musculoso y poco pelo, ronda los cuarenta años. 

- Montlum: Compañero y amigo de Laurent Juste desde que coincidiera con él en la Primera Guerra Mundial, también es el mejor amigo de Jana Belerma. Vive en una buhardilla encima de la tahona del pueblo y trabaja como ayudante del panadero en horario de noche a cambio del alojamiento. Esta tapadera, además de venirles bien, resuelve el problema de cómo alimentar a los refugiados una vez llegan a Canfranc, ya que de ese modo puede hacer el doble de cantidad de pan con el que ofrecer bocadillos a los exiliados que llegan extenuados y muertos de hambre.

- Valentina: Es una joven aprendiza de camarera a quien Jana ha ido involucrando poco a poco en sus actividades secretas, a pesar de contar tan solo con trece años. Es rubia, delgada y de piel muy clara, pero, sobre todo, muy responsable y discreta.

- Capitán Wagner: Está al mando del destacamento alemán y su principal ocupación es la de vigilar el tráfico de oro con el que pagar el wolframio para la industria armamentística alemana. Organiza los días de descarga de los lingotes de oro junto con Mirs, el responsable suizo llegado para tal fin. Cuentan para ello con más de un centenar de vehículos y la posibilidad de cerrar la estación cuando es menester para llevarlo a cabo lo más discretamente posible. Es un hombre tranquilo y bastante cercano. Tiene unos sesenta años y el pelo y el bigote canosos.

- Eberhard Gröber: Responsable del campo de concentración de Buchenwald hasta su traslado a Canfranc. Es la antítesis de Wagner en lo personal y profesional, al tener un carácter firme, inflexible y rígido. Hará sufrir todo lo imaginable al grupo de la Resistencia, pues su ambición desmedida por conseguir galones le llevará a estrechar el cerco cada vez más.

- Gervasio Casanarbore: Gobernador Civil de Huesca y jefe provincial del Movimiento. Gusta de utilizar un vocabulario rebuscado, buscando la humillación de cualquier interlocutor que se le ponga a tiro. Caprichoso y engreído, entre sus fijaciones se encuentra la de destituir a los alcaldes de su jurisdicción al azar y organizar fiestas donde la extravagancia y la vanidad son el leitmotiv más recurrente en ellas. De limitada musculatura es muy presuntuoso, por lo que se podría resumir en que la única virtud de la que puede hacer gala es su mujer, doña Mimín, todo lo opuesto a él, ya que es encantadora en el trato, instruida y sensible ante las injusticias.


La Dama Dormida

Las descripciones, tanto del entorno -en particular cuando seguimos al carismático Durandarte camino de su refugio-, como de la estación son brillantes, consiguiendo la autora que en todo momento nos podamos hacer una idea clara y precisa del ambiente. El vestíbulo de la terminal estaba decorado con gran boato en estilo modernista, con mostradores de madera labrada, desde donde se accedía a las distintas dependencias (oficinas de correos y telégrafos, de cambio de moneda, taquillas, kiosko, etc), todas duplicadas al tratarse de una estación de doble nacionalidad. También desde allí partía una gran escalinata de mármol que daba acceso a la segunda planta donde se ubicaba el hotel internacional. La parte superior estaba abierta con vidrieras de tres metros de alto por cuatro de ancho. La administraban dos compañías: la Línea de Midi (para la zona francesa) que llegaba hasta Pau atravesando el túnel de Somport y enlazando desde allí hacia París y los Ferrocarriles del Norte (para la española).



CONCLUSIONES:
Aunque soy muy aficionada a la novela histórica, no suelo recomendarla a quienes gustan más de la narrativa en general, porque entiendo que es difícil acertar cuando la temática es tan especial. Sin embargo, con esta novela no he dudado en sugerírsela a todo aquel me que ha pedido consejo a la hora de comprar un libro, en particular en estas fechas, porque estoy convencida de que gustará a todos los públicos. Son muchos los aciertos que he encontrado en ella: desde lo que decía al principio, en el sentido de que al tratarse de una historia basada en hechos reales, la intrahistoria me ha hecho reconciliarme con el género humano a lo puramente literario: como el ritmo impregnado en cada una de sus páginas, que te tiene en vilo constantemente y con una sensación de angustia difícil de llevar, por no hablar de unos personajes perfectamente caracterizados, con los que es fácil empatizar por la humanidad que derrochan cuando pertenecen a un bando, claro está, o a los que odias sin remisión y que menos mal que son más bien pocos. También hay que destacar el estilo de la autora y su prosa, cuidada, milimétrica, que siempre encuentra la palabra exacta con la que ofrecernos una novela perfecta que difícilmente olvidaremos.







Esta novela participa en la iniciativa:


Requisito: La acción transcurre en el siglo XX.


16 comentarios:

  1. Acabo de ver tu reseña, solo la he mirado muy por encima pues estoy leyendo la novela, con intención de reseñarla para la yincana, y no quería verme influenciada por tu opinión, pero he visto la nota que le has puesto y por lo que llevo leído creo que coincidiré contigo.
    Besos

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  2. Estoy deseando que me llegue para ponerme con ella, aunque delante tengo otra a la que le tengo que dar prioridad, pero ya veremos, de momento ya he terminado La Sonata del Silencio. Como siempre una reseña impecable

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  3. Me gustaría leerlo, pinta muy bien =)

    Besotes

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  4. El año pasado vi un documental sobre estos hechos, desde entonces tengo puesto el ojo en esta novela... de todas formas he visto algunas opiniones menos entusiastas, así que si decido leerla, bajaré mis expectativas.
    Un beso

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  5. He dudado si apuntarme al reto de Carmina y Cayena; pero creo que sí la leeré aunque con menos "estrés".
    Saludos

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  6. Hemos coincidido en reseñar este mismo libro, aunque mi opinión no es tan entusiasta como la tuya :(
    Besos

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  7. Yo no he quedado tan satisfecha con esta lectura. Me ha faltado emoción en los personajes y en los hechos que narra.
    Besos

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  8. Lo tengo apuntado desde hace tiempo, a ver qué me parece a mí
    un beesito

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  9. Conozco la estación de Canfranc, que me parece una maravilla a pesar de su estado de abandono. Espero que esos planes de recuperación que hay para ella se cumplan y vuelva a lucir con todo su esplendor. De los hechos que narra la novela no conocía nada. Creo que la novela histórica tiene también la utilidad de mostrarnos lo que desconocemos, como es el caso.
    Un besazo.

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  10. Estimadas lectoras, muchas gracias por vuestras lecturas. Yo también soy una lectora más aunque se trate de mi obra y compartir con vosotras mis impresiones me resulta muy muy útil. Un fuerte abrazo y muchas gracias :) La intención: contar unos hechos no demasiado conocidos, entretener y si en algunas escenas he conseguido conmover ya me doy por satisfecha.

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  11. Mmmm.... a pesar del entusiasmo que transmites a mi no termina de llamarme la atención. Aunque dada tu recomendación, si me cruzo con ella, probablemente la lea.
    Gracias por tu reseña. Besos

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  12. ya la tenía apuntada, estoy deseando hacerme con ella y leerla :)

    besos.

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  13. Vengo de leer la reseña de Marina y la verdad es por un lado me llama pero por otro no se, un beso

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  14. No lo conocía, gracia spot la reseña, muy completa :P
    Me alegra que te haya gustado tanto ^^

    Un besito =)

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  15. Es una novela que tengo ganas de leer, pues hace tiempo que me contaron historias sobre la estación de Canfranc y se que me gustará.
    Besos

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  16. Tiene buena pinta la novela, tomo nota. Saludos

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