sábado, 21 de febrero de 2015

EL VALLE DEL ASOMBRO, de Amy Tan

DATOS PRÁCTICOS:

Título: EL VALLE DEL ASOMBRO
Autora: Amy Tan
Traductora: Claudia Conde
Editorial: Planeta
ISBN: 978-84-08-12480-1     
Páginas: 688
Colección: Planeta Internacional
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta



Desde que siendo una adolescente leí Viento del este, viento del oeste, de Pearl S. Buck, me aficioné a la literatura oriental y, en general, a su cultura. Recuerdo que aquella novela formaba parte de una colección en la que cada tomo constaba de tres novelas de la misma autora y me gustó tanto que me leí un montón de ellas, tomo a tomo. Más tarde, a lo largo de los años, descubrí a unos cuantos autores originarios de China o chinos afincados en otros países. Una de ellas fue Amy Tan, que me atrapó con El Club de la Buena Estrella y a la que he ido siguiendo a lo largo de los años, hasta hoy en que paso a contaros lo que me ha parecido su última novela.



LA AUTORA:

Amy Tan (Oakland –California-, 1952). Hija de inmigrantes chinos que huyeron de su país evitando la guerra civil y buscando en América un futuro mejor. Sin embargo, tiempo después tanto su padre como su hermano murieron y su madre decidió instalarse en Suiza con el resto de la familia. Fue en este país donde Amy Tan terminó la secundaria y estudió para convertirse en reportera y editora, en contra de los deseos de su madre que esperaba que se decantase por la neurocirugía, lo que derivó en toda una fuente de conflictos entre ellas. Pasados los años comenzaría a escribir su primera novela, obteniendo un premio con ella.

Tras una enfermedad en que recayó su madre, Amy se hizo el propósito de que en caso de recuperarse, viajaría con ella a China, por lo que en 1987 se pusieron en camina hacia su país de origen. El viaje se convirtió en un éxito a nivel personal que también redundaría en el profesional, pues madre e hija consiguieron comprenderse y acercarse por un lado y, por otro, resultó ser una fuente de inspiración para futuras obras, empezando por El Club de la Buena Estrella, que se convertiría en un bestseller internacional, traducido a diecisiete idiomas.

Además de dos cuentos infantiles, ha publicado las siguientes novelas:

- El Club de la Buena Estrella (1989)
- La esposa del dios del fuego (1991)
- Los cien sentidos secretos (1995)
- La hija del curandero (2001)
- En contra del destino (2003)
- Un lugar llamado nada (2005)
- El valle del asombro (2013)


ARGUMENTO:

La historia comienza en 1905, cuando una americana, Lulú Minturn, regenta la mejor casa de cortesanas y la única que atiende a clientes chinos y occidentales a la vez de Shanghai: la Casa de Lulú Mimi en chino o La Oculta Ruta de Jade en inglés.  Además, tiene una hija, Violeta, que a sus poco más de siete años aún no conoce a su padre, algo que realmente le inquieta.

Ella se considera una niña totalmente americana, en cuanto a raza, educación y forma de hablar o pensar, pero vive en continuo conflicto con su madre, de quien cree que no la quiere. Cuando se produce la caída de la dinastía Qing y los estadounidenses abandonan Shanghai, Lulú Mirturn toma la decisión de volver a San Francisco con su hija, pero serán víctimas de un engaño y antes de resolver sus diferencias serán separadas. La madre volverá a Estados Unidos y Violeta se convertirá en cortesana, siendo su virginidad subastada al mejor postor.

Años después Violeta se casará y se convertirá en madre, pero como las desgracias nunca vienen solas, la vida seguirá golpeándola, hasta que comprenda que ha de encararse al pasado y buscar a su madre, a la que tiempo atrás desdeñó e intentó borrar de su vida.




IMPRESIONES:

Abuela de Amy Tan
Amy Tan tardó bastante tiempo en escribir esta novela, algo que no puede extrañar a ningún lector dada su envergadura. Y es que desde que la ideó hasta su publicación se vió inmersa en otros proyectos, como el escribir el libreto de una ópera, La hija del curandero, viajar en varias ocasiones a una aldea remota en una de las provincias más recónditas de China o construirse una nueva casa. Eso sin contar con que tardó tres años en terminarla. Pero fue un hecho fortuito el que dio un giro a la historia y su planteamiento inicial: el hallazgo de una vieja fotografía de su abuela, tomada en 1912 y la actitud atrevida con la que posaba en la misma. Eso le permitió atar hilos y recordar las ropas y enseres que utilizaban las cortesanas del Shanghái prerrevolucionario en una visita realizada  al Museo de Arte Asiático de Shanghái y un libro que compró sobre esta temática en el que aparecían Las Diez Bellas de Shanghái. Amy Tan había encontrado a su protagonista.

La historia comienza en Shanghai en 1905, cuando una americana llamada Lulu Minturn regenta una casa de cortesanas de primera clase, con la ayuda de su amiga Paloma Dorada y de su fiel servidor Huevo Quebrado. La Oculta Ruta del Jade es un edificio emblemático en la ciudad, pues sus cuatrocientos metros cuadrados fueron, cuatro siglos antes, la residencia de verano de un insigne poeta. Cada día acoge a una clientela cosmopolita, pues en sus salones se dan cita personajes elitistas del mundo de los negocios principalmente y de ambas culturas: la occidental y la oriental y Lulú es la mejor maestra de ceremonias posible dado su don de gentes. Además de su oficio de madame, es madre de una niña de siete años, Violeta, que hasta ese momento no tiene conocimiento de la identidad de su padre y lo busca entre los hombres que transitan su hogar y que se mueven entre el glamour y la seducción que se volatiza entre sus muros.

Siete años después, tras la caída de la dinastía Qing y para evitar posibles disturbios, se produce el traslado inminente de los americanos residentes en China hacia su país de origen, algo que también pretende Lulú. El problema es que su amante, un caradura de tronío al que conoceremos como Fairweather, la engaña urdiendo un  plan maquiavélico y, aprovechándose de las prisas del momento al haber conseguido pasajes en el último momento, convence a Lulú para que los espere a bordo del barco que les llevará rumbo a América mientras él arregla en la embajada el pasaporte de la niña que se ha perdido en el último momento. Pero nunca llegarán al puerto y Violeta es vendida a una casa de cortesanas de baja estola.

Violeta tan sólo tiene catorce años y la dueña del burdel enseguida ve en ella la posibilidad de un negocio seguro subastando su virginidad al mejor postor. Durante un periodo relativamente largo la instruirá y preparará para que brille como ninguna, pues de eso dependerá su futuro. Pero la niña es terca e indomable, por lo convertirá a Calabaza Mágica, otra cortesana cuya carrera ya está en declive, en su mentora para que se ocupe de instruirla en las artes del coqueteo y la insinuación. Aprenderá con ella a recitar poemas, a tocar la cítara y a expresarse y gesticular adecuadamente. Es quizás este período la época que más me ha gustado del libro, porque mientras que nosotros los occidentales consideraríamos que la muchacha está siendo víctima de un trauma en toda la extensión de la palabra, movida por un dolor insoportable al sentirse abandonada y traicionada por una madre veleidosa y egocéntrica, para quienes la rodean no tiene ninguna importancia, más si se pueden hacer negocios a su costa. Y menos mal que Calabaza Mágica se ha cruzado en su camino, porque su empatía y generosidad resultarán providenciales en su presente y en el futuro. De hecho, son impagables los consejos que le ofrece en el cuarto capítulo del libro para llegar a ser una cortesana de primera categoría, entre los que destacaría el cuidarse de los avaros, del falso amor y del suicidio. No en vano, Calabaza Mágica llegó a convertirse en una de las Diez Bellas de Shanghái con tan sólo diecinueve años y a los treinta y dos todavía tiene pretendientes, mientras otras acaban su carrera recién estrenados los dieciséis.

Con el paso del tiempo Violeta, a pesar del éxito conseguido, no se sentirá satisfecha con su vida ni con sus logros, ya que necesitará encontrar el amor verdadero y no la pasión con fecha de caducidad. Por eso, cuando encuentra a Edward, no dudará en formar una familia sorteando más de un inconveniente. Tendrán una niña, Flora, a la que tiempo después perderá del mismo modo aunque en distintas circunstancias, que ocurrió con ella. Y es que Violeta parece apegada a la tragedia y esta vuelve a cernirse sobre ella una y otra vez. Por ello, regresa de nuevo al único mundo conocido hasta entonces y será en un nuevo burdel donde conozca a un impostor que se hace pasar por poeta quien la engatuse con la promesa del matrimonio y la lleve a vivir al Estanque de Luna, un valle que se encuentra al amparo de cinco montañas inaccesibles similar a la tosca copia titulada El Valle del Asombro que en su día reprodujo en una tela su desconocido padre, Lu Shing, y que su madre guardaba como recuerdo.

También conoceremos el pasado de su madre cuando la historia nos sitúe en 1897 y nos encontremos con una Lulu (que en realidad se llama Lucrecia Minturn) adolescente, fruto de una familia acomodada de San Francisco que se enamora de un pintor de origen chino y que tras una serie de descalabros familiares, romperá con sus padres y no dudará en emprender un incierto periplo  -desde San Francisco a Shanghái- para reunirse con el hombre que la sedujo. Descubrirá entonces que ella no es más que una extranjera en tierra extraña y que nunca será aceptada por la conservadora familia de Lu Shing. Es más, él la traicionará y la despojará del hijo que acaban de tener.

Con estos mimbres, os podéis imaginar que nos encontramos ante una historia conmovedora y no sólo por los hechos que se narran, sino porque sus personajes  tienen una energía y una garra fuera de lo común y son capaces de conseguir todo aquello que persiguen a pesar de las muchas arbitrariedades que sufren en el camino. Significativo es el hecho de que la gran mayoría son mujeres que se enfrentan a su destino con desigualdad manifiesta, al encontrarse en un mundo de hombres que acostumbran a someterlas sin piedad y con total impunidad.

Las descripciones son impagables y no me refiero solamente a las del entorno en el que se desenvuelven las protagonistas, sino que acabamos por entenderlas y conocerlas muy a fondo, así como las costumbres y tradiciones de esa cultura milenaria que a muchos nos resulta tan atractiva y más cuando la comparamos con los rasgos y carácter propios de la occidental y la particularidad de la americana.




CONCLUSIONES:

El valle del asombro engloba un período de cinco décadas y se desarrolla en dos continentes y varios escenarios. También es la historia de tres mujeres, unidas por un vínculo irrefutable, ya que son abuela, hija y nieta, algo muy habitual en otras novelas de la autora, que borda como nadie los relatos generacionales. Las tres tienen más cosas en común de lo que ellas se creen: son rebeldes por naturaleza y las tres luchan contra un destino que se esmera en ponerlas al borde del abismo emocional. Pero también esta fascinante novela trata temas tan universales como el abandono, el desencuentro o el desarraigo.






domingo, 15 de febrero de 2015

LA HIPÓTESIS DEL MAL, de Donato Carrisi


DATOS TÉCNICOS:

Título: LA HIPÓTESIS DEL MAL
Título original: L’ipotesi del male
Autor: Donato Carrisi
Traductor: Maribel Campmany
Editorial: Planeta
Colección: Planeta Internacional
ISBN: 978-84-08-13586-9
Páginas: 496
Presentación: Rústica con solapas


Conocí este libro cuando Carmina y yo nos pusimos a buscar novelas que nos pareciesen atractivas de cara al sorteo que celebraremos entre los participantes en la Yincana Criminal que estamos organizando para los meses de abril, mayo y junio. No conocía nada del autor, posiblemente porque me he pasado unos meses un poco apartada de la blogosfera y no me había hecho eco de su éxito, pero me bastó una recomendación para desear leerla sobre la marcha. Venía en forma de fajín y quien sugería su lectura era Lorenzo Silva:

“Todo buen cuento de terror necesita un monstruo. Carrisi ha construido el suyo con inteligencia, originalidad y una inusual capacidad de inquietar al lector”.

¿Qué más se podía pedir excepto leerla? Esa fue la pregunta que me hice. Y lo dice alguien a quien esas bandas que ciñen las novelas normalmente le causan urticaria, si bien es verdad que de las que suelo desconfiar son aquellas que “firman” algunos periódicos de prestigio que nunca citan a sus críticos por su nombre. Cosas del marketing. El caso es que sucumbí de lleno y hoy os vengo a contar mis impresiones:



EL AUTOR:

Poca información os puedo ofrecer de Donato Carrisi, si acaso la que viene en la solapa de la novela:

Licenciado en Derecho y especializado en Criminología y Ciencias del comportamiento, Donato Carrisi (Martina Franca, 1973) trabaja como guionista de cine y televisión. Lobos (Planeta, 2009), su ópera prima, se convirtió en un fenómeno editorial en pocas semanas. En su país natal se tituló Il suggeritore (El apuntador) y en La hipótesis del mal se hace referencia a él en varias ocasiones. Con su segunda novela, El tribunal de las almas (Planeta, 2012), consiguió consolidar un lugar estable en el panorama literario mundial. Vive en Roma.




ARGUMENTO:

Poco después de que Jes Belman, el hijo menor del fundador de una importante empresa farmacéutica se pusiese en contacto con la policia, a las 6:40 horas de una aciaga madrugada, los altos mandos del Departamento de Homicidios de la Policía Federal ya sabían que se encontraban ante un caso sin precedentes. Su familia había sido asesinada esa misma noche en el marco de una absurda carnicería llevada a cabo por un psicópata, dejándole como superviviente con el único propósito de que hiciese esa llamada y, a su vez, sirviese como testigo a la hora de reconocer su autoría.

Y es que una vez realizado el retrato robot del asesino gracias a la colaboración del único testigo presencial, las alarmas se disparan al descubrir que se trata de un joven desaparecido diecisiete años atrás, por lo que el inspector del Departamento de Homicidios Klaus Boris se pone en contacto con el Limbo (la oficina de personas desaparecidas, situada en los bajos del edificio donde también se ubica la Policía Federal), para pedir su cooperación en el caso.

Pero este no será sino el primero de una larga serie de asesinatos que se irán produciendo espontáneamente por otros tantos desaparecidos que parecen estar volviendo de la nada para perpetrarlos con excesiva violencia. La duda, ahora, es descubrir si existe una secuencia que los vincule entre sí mientras que el ejército de las sombras se cierne indefectiblemente sobre todos.




IMPRESIONES:

La hipótesis del mal es la segunda parte de la que se intuye una serie protagonizada por la inspectora Mila Vasques. Y digo segunda parte porque es la continuación, prácticamente una secuela, de otra titulada, El apuntador en Italia y Lobos en nuestro país, caso que se cita en repetidas ocasiones a lo largo de la trama. Con esto no quiero decir que sea necesario leer la primera parte para entender la segunda, ni mucho menos, porque el que más y el que viene ha leído más de una saga policíaca y sabe cómo sus personajes van evolucionando y la manera en que determinados casos pueden afectarles. Eso sí, no os voy a negar que, en mi caso, a medida que sucumbía a la historia, necesitaba saber qué le pasó a Mila Vasques siete años antes para haberse convertido en un personaje tan sombrío y, sobre todo, qué clase de psicópata había tejido esa plúmbea red de de asesinatos entreverados que asombra a cualquier lector entre los que me incluyo.

Y es que la matanza llevada a cabo en el domicilio de los Belman es sólo la punta del iceberg de otras muchas de las que seremos testigos. Todas ellas llevadas a cabo por personas que años atrás desaparecieron sin dejar rastro y que ahora parece ser que han decidido volver, todas a la vez y no precisamente para sembrar el bien. Y todos los asesinatos están entrelazados, puesto que las únicas pistas que pueden seguir los investigadores les llevan de uno a otro, para desembocar en una única persona, en teoría, que veinte años atrás se llegó a considerar un invento de los medios de comunicación y que ante la falta de más indicios, dejaron dormir al abandonar la investigación. Pero Berish siempre ha creído en que las desapariciones de aquellos siete insomnes: el exmilitar gay, el repartidor, la dependienta de unos grandes almacenes, el profesor jubilado, el repartidor, la dueña de una tienda o la viuda tienen algo en común y, sobre todo, que hay una persona responsable de las mismas. Porque, además, hubo testigos que observaron, aunque muy vagamente, cosas sospechosas en torno a ellos y el día de su desaparición. Después de muchos interrogatorios, una testigo fue capaz de someterse a la prueba del retrato robot e hizo una descripción meticulosa y a la que no le faltaba ningún detalle de Kairus. Y también desapareció poco tiempo después…

Me ha llamado poderosamente la atención el hecho de que en esta novela apareciese un nuevo concepto de criminal: el asesino en masa, mucho más peligroso que el asesino en serie porque su móvil es el resentimiento, que puede ir desde el enconamiento hacia una persona determinada, al conjunto de la sociedad, a un determinado gobierno o hacia el género humano. Es complicado percibirlos y cuando das con ellos, es porque han sembrado el terror a su paso, sin posibilidad de redimir a las víctimas porque ni siquiera cabe la posibilidad de juzgarlos ya que suelen autoinmolarse antes de ser detenidos, con la consiguiente frustración por parte de quienes los persiguen.

También me ha impresionado la escenificación del Limbo, la oficina de personas desaparecidas ubicada en el cuarto sótano del edificio de la Policía Federal. Dividida en diferentes salas, numeradas del 1 al 13, en ellas concurren y se clasifican los cadáveres en base a determinadas premisas: en las primeras, del 1 al 9, se encuentran los inmigrantes ilegales y los sin techo, que en el momento de su fallecimientos no portaban ningún tipo de documentación; en las salas 10 y 11 se dan cita los indocumentados o aquellos que han sido víctimas de errores burocráticos. La sala 12 está reservada para accidentados o suicidas pero que están irreconocibles. En todos estos supuestos, los cadáveres permanecen en estas salas un máximo de dieciocho meses y pasado ese plazo son llevados al crematorio. Algo diferente sucede con los durmientes, aquellos que ocupan las diferentes cámaras de la sala número 13 que han sido víctimas de algún asesinato que todavía no se ha resuelto, por lo que su cuerpo sigue siendo la prueba de cada caso. Además de estas salas, hay otra que responde a un nombre: la sala de los pasos perdidos, que es el lugar en el que se acumulan las fotografías de todos los desaparecidos.



PERSONAJES:

Como en la mayoría de las novelas de este género, hay tres niveles de personajes. En primer lugar estaría la protagonista, Mila Vasques, un agente especial que se convierte en compañero a medida que la trama se complica, Simón Berish y su jefe, Stephanopulos. Claro que, el tándem formado por Vasques-Berish brilla sobre todos los demás. Y no es precisamente porque respondan a algún arquetipo de parejas de policías hasta ahora conocidas, aún tratándose de personajes brillantes en cuanto al esmero que ponen en su trabajo, sino porque arrastran tantos lastres que no llegas a empatizar con la primera y no consigues entender al segundo.

- Mila Vasques: Es la protagonista de la novela. Trabaja como inspectora de policía en el Limbo, la oficina de personas desaparecidas situada en la sede del departamento de la policía federal. Siete años atrás coincidió con el mismo equipo con el que ahora va a trabajar y desde entonces sufre secuelas psicológicas, más allá de las que ya arrastraba desde su infancia. Es curioso que siendo la protagonista, es uno de esos personajes que no te caen bien. Carece de empatía hasta límites enfermizos. En teoría, siendo una niña vivió una serie de sucesos terribles que difícilmente hubiesen podido soportar muchas personas y que forjaron su extraña personalidad. Desde entonces utiliza el miedo como un recurso para su supervivencia.

- Simón Berish: Uno de los agentes con mayor talento del país a la hora de interrogar a delincuentes, ya que es capaz de conseguir que cualquier persona se abra ante él y le confíe sus secretos más íntimos y personales. En la actualidad está considerado un paria al sobrevolar la duda de que veinte años atrás se dejó sobornar, aunque nunca se pudo probar nada. Sus años de aislamiento en un despacho y sin responsabilidades le han llevado a convertirse en un especialista en antropología. De él parte la suposición que le lleva al razonamiento de que existe una hipótesis del mal, basada en un principio antropológico, que consiste en que el bien y el mal no existen de manera absoluta, porque en la mayoría de los casos, el bien de unos representa el mal de los demás y viceversa, del mismo modo en que cuando una leona mata las crías de otro animal para alimentar a su manada.

- Stephanopulos: (Steph), es el jefe superior directo de Mila Vasques en el Limbo. Años antes trabajó como Jefe del Programa de Protección de Testigos, donde conoció a los actuales peces gordos del Departamento de Homicidios.

En un segundo nivel estarían los jefazos del Departamento de homicidios de la Policía Federal: Joanna Shutton: alias Su Señoría, es la jefa del Departamento y un par de inspectores: Gurevich y Klaus Boris, siendo este último quien involucra a Mila y Steph en la investigación confidencial y criminal cuyos sospechosos son personas que han desaparecido varias décadas antes.

En el tercer nivel nos encontraríamos con los sospechosos, personas que en su día fueron víctimas de una situación o de algo que las obligó a desaparecer, cambiando su identidad y que han vuelto al cabo de los años clamando justicia:

- Roger Valín: El responsable de los asesinatos de la familia Belman. Llevaba desaparecido diecisiete años, contando entonces con treinta, una vez que murió su madre de una extraña patología que la mantuvo postrada durante muchos años. Trabajaba como contable en una empresa de auditorías, en la que no había mantenido relaciones con nadie y no tenía familia. Cuando vuelve a aparecer, lo hace como asesino en masa.

- Nadia Nivelman: Ama de casa, de treinta y cinco años. Esposa de un maltratador que la pegaba con regularidad y que, a pesar de ser juzgado, fue declarado inocente. Desapareció dos años antes y fue el último caso investigado por Eric Vincenti antes de su propia desaparición. Vuelve para asesinar al que en su día se ocupó de la defensa de su marido: Randy Philips y posteriormente se suicida lanzándose a las vías del metro.

- Eric Vincenti: Antiguo compañero de Mila, trabajaba con ella y Steph hasta su desaparición. Era un melómano aficionado a escuchar ópera a todas horas, también era una persona profunda, sensible y detallista, aunque con una debilidad: el alcohol. Vuelve para asesinar a un usurero de cincuenta y cinco años de edad de origen árabe llamado Harash y más conocido por su alias: “El sepulturero”. Lo más llamativo de su actitud es que se deja ver adrede en un vídeo tomado por una de las cámaras situadas en las calles adyacentes al lugar del crimen.

- André García: Fue el primero de los desaparecidos, veinte años atrás. Un militar sin familia que en su día abandonó el ejército debido a su homosexualidad. A raíz de una multa de estacionamiento y como consecuencia de los consiguientes trámites, las autoridades se enteraron de su desaparición. También la prensa que lo llevó a sus portadas y lo convirtieron en un ejemplo, que después explotaron llegando a encontrar seis casos similares más. Los llamaron Los insomnes porque la única relación que encontraron entre ellos fue que tomaban somníferos para dormir. Siempre consideraron que el responsable de estas desapariciones era un tal Kairus, apodado también “El señor de las buenas noches”. Pero tal y como nació la historia, poco tiempo después se silenció y el asunto se olvidó. Ahora ha retornado como los anteriores y sus huellas dactilares han sido encontradas en la cuerda con que se inmovilizó el cuerpo de un traficante al que encontraron ahogado en un cuenco de agua para perros.

- Diana Müller: Una adolescente con un trastorno obsesivo-compulsivo que cuando desapareció, una mañana nueve años atrás mientras acudía al colegio, apenas contaba catorce años. Su móvil dejó de funcionar ese mismo día, a las ocho y dieciocho minutos, hasta el momento de su regreso en que se reactiva y Mila puede seguir la señal localizada por el centro de control. La chica se encontraba en una casa abandonada, próxima a su demolición, en una zona en construcción. En una de las habitaciones, acompañada de un mar de inmundicia, se encontró con el cadáver de la muchacha, que llevaba pudriéndose más de un año. Pero no estaba sola, porque alguien en la sombra la vigilaba y cuando se encontró acorralado, aprovechó para quemar la casa antes de huir.

- Camilla Robertson: Años antes de conocer al que hoy es su esposo –un pastor de la iglesia baptista- y padre de sus cinco hijos, estuvo a punto de caer en las redes de Kairus, cuando apenas contaba dieciséis años y siendo una inadaptada que había sido abandonada por su madre a manos de su abuela, que no la trataba precisamente bien. La policía da con ella porque presentó una denuncia contra Kairus, cuando nueve años después volvió a intentarlo y cuando Mila Vasques y Simón Berish la interrogan, les da la pista de cómo Kairus contacta con ellos y el modo en que les convence, haciéndoles ir a la habitación 317 del Ambrus Hotel.
- Sylvia: La única testigo que vio la cara a Kairus, el Señor de las buenas noches. Poco después, a pesar de estar sometida a estrecha vigilancia y siendo responsable de la misma el propio  Simón Berish, también desapareció.

- Michael Ivanovich: Desapareció a los seis años y ha vuelto para matar. Padece una enfermedad congénita llamada situs inversus, que consiste en que los órganos torácicos y abdominales están invertidos. También es pirómano.

- Kairus: Aunque es llamado por más de mil maneras, su alias más repetido es el de “El señor de las buenas noches” o “El encantador de almas”. Es el causante de la desaparición de muchas personas a lo largo de más de dos décadas con el acicate de prometer, a cada uno de ellos, una nueva vida. Mediante una vieja fórmula que no por mucho repetida dejó de ser eficaz: “¿Te gustaría tener una nueva vida?”, sus víctimas acudían a la habitación 317 del Ambrus Hotel para no volver a ser vistas.



EL ESCENARIO:
Llamarme loca, pero mi necesidad de poner nombre al lugar en el que transcurren los hechos –porque no se cita ni por error- me ha llevado a indagar en internet sobre determinadas situaciones que se daban en la trata. No se trataba ya de poder incluir esta reseña en la Yincana Criminal a toda costa, porque tengo otros libros esperando que bien podrían ocupar el espacio de este, sino porque desde el principio me pareció extraño que el autor nunca citara el nombre de la ciudad. De ese modo, reparé en que uno de los desaparecidos era un niño que tan sólo tenía seis años en el momento de su “volatización” y que durante dieciocho meses su foto se mostrara en los cartones de leche para que cada familia de un país determinado se desayunase todas las mañanas con su imagen y la memorizase, al mismo tiempo que su secuestrador se sintiera acosado. Pues bien, como os he comentado, miré en Google en qué sitios se llevaron a cabo estas prácticas y de entre todas las posibles y tras hacer una criba, supe que esta técnica de búsqueda masiva la inventaron en Nueva York los padres de otro niño de seis años que desapareció el mismo día en que le dejaron ir sólo a la parada de su ruta escolar. Así que, al menos, me quedé tranquila porque si la ciudad hubiese sido europea, me hubiese dado un poco de coraje, pero teniendo en cuenta que era norteamericana, siendo el escritor de nacionalidad italiana que era donde pretendía encajarlo, la cosa quedó minimizada.

Además, Michael Ivanovic, el desaparecido, padecía una enfermedad congénita llamada situs inversus, que afecta a 1/10.000 nacimientos y consiste en que los órganos torácicos y abdominales están invertidos. También me informé sobre la enfermedad, de la que no sabía nada y me pareció interesante, pero tampoco podía hacer gran cosa porque puede darse en cualquier parte del mundo.

Al final, en los agradecimiento, el autor hace alusión a la persona que le inspiró el papel de Mila Vasques, que no es otro que el agente Massimo de la comisaría de Roma, pero no me pareció una razón suficiente, porque uno se puede inspirar en cualquier persona, sea de dónde sea y desarrollar una novela basándose en ella en cualquier lugar del mundo ¿no?. Así que nada, me quedo con algunas intuiciones y ya veremos quien ocupa el lugar en el que pretendía encajar esta magnífica historia.


CONCLUSIONES:

Llegados a este punto, no puedo hacer más que recomendaros esta novela. Que no os desmotiven sus casi quinientas páginas, porque se leen en un suspiro y eso que no hay un solo párrafo o un diálogo que pueda considerarse prescindible. Con una prosa impecable, la novela está perfectamente hilada y es muy amena, ya que la tensión no decae en ningún momento y continuamente te vas asombrando, página a página. Los personajes están muy bien caracterizados; de hecho, me ha sorprendido el modo en que el autor nos hace partícipes de cada una de las historias de las víctimas y los desaparecidos y el modo en que nos describe la personalidad del tándem Vasques-Berish, a lo que habría que añadir la atmósfera de horror y misterio que nos va embaucando desde el principio, para llegar a un final que no deja indiferente a nadie. Os lo aseguro.