miércoles, 26 de febrero de 2014

MIENTRAS PUEDA PENSARTE, de Inma Chacón



DATOS PRÁCTICOS:

Título: MIENTRAS PUEDA PENSARTE
Autora: Inma Chacón
Editorial: Planeta
ISBN: 978-84-08-11989-0
Páginas: 352
Colección: Autores Españoles e Iberoamericanos
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta




Siempre me ha gustado ir a la Feria del Libro de Madrid, solo que desde que tengo el blog soy más organizada y en vez de ir a ver qué me encuentro, acostumbro a visitar la web oficial del evento y consulto previamente a que día y hora estarán los escritores a los que deseo visitar en sus casetas correspondientes. Por eso, desde hace tres años, siempre acudo a la Planeta a visitar a Inma Chacón, a la que tengo un cariño especial.

Y este año, como no podía ser de otro modo, estuve charlando con ella y me explicó que estaba rematando su última novela. Cuando me contó el argumento me quedé de piedra, pues el tema de fondo en el que se basa la novela no me atraía nada, no por las víctimas –no vayáis a pensar que soy una desalmada- ni porque el hecho de que se hubiesen dado las circunstancias proclives para que esta aberración se produjese en nuestro país hasta hace bien poco, sino que me parecía a priori un asunto muy trillado –especialmente en la televisión- con unas intenciones poco ortodoxas, aprovechándose de las víctimas para hacer caja vía publicidad gracias a la audiencia que generan temas de este calado.

Después reparé, camino a casa, en que la autora ya había tocado este asunto, de pasada, en su novela anterior, Tiempo de arena, en la que a una joven –hija de una de las protagonistas- le quitan a sus hijos nada más nacer, ya que socialmente estaría mal visto que una mujer de buena familia fuese madre soltera. Ella se pasará toda su vida buscándolos, como la protagonista del eje central de esta historia.

Pero Inma Chacón es una escritora maravillosa con un estilo impecable, capaz de hacer que me replantee cualquier prejuicio y desde la primera página pude disfrutar de una historia muy emotiva que me ha hecho reflexionar en muchas ocasiones, a pesar de tener como telón de fondo un auténtico espanto.



LA AUTORA:

Inma Chacón (Zafra, Badajoz, 1954). Es doctora en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y profesora de Documentación en la Universidad Rey Juan Carlos. Ha sido decana de la facultad de Comunicación y Humanidades en la Universidad Europea. Fundó y dirigió la revista digital Binaria: Revista de Comunicación, Cultura y Tecnología. La princesa india fue su primera incursión en el mundo de la narrativa, a la que siguieron Las filipinianas, Nick, (una novela juvenil donde se cuenta una historia de amor a través de la red), y Tiempo de arena. También ha publicado los poemarios Alas, Urdimbres y Antología de la herida.




ARGUMENTO:

Año 1965. María Dolores, una adolescente de apenas diecisiete años, da a luz en el Hogar Cuna de Valladolid. Sólo su abuela, con la que vive, conoce esta circunstancia. Ni siquiera ha podido verle la cara cuando, a las pocas horas del alumbramiento, la monja y el médico que le atendieron en el parto le comunican que el bebé ha muerto de una infección de oídos. El hospital se hará cargo de los trámites para su entierro. Pero ella está convencida de todo lo contrario y esa intuición persistirá a lo largo de los años. Después, la historia seguirá su curso y empezará a trabajar como limpiadora en un colegio. Allí conocerá a Santiago, un ferretero viudo, con una hija y con el que se casará para formar una familia.

Carlos, a sus cuarenta años, es un ejecutivo de éxito del mundo de la publicidad. Vive en Valencia. Desde niño, por distintas anécdotas, empezó a sospechar sobre sus orígenes, convencido de que no era hijo de quienes decían ser sus padres, pero cuando llega el momento en que la evidencia empieza a asomarse en su vida y la trastoca, huye de la verdad.

En la misma situación se encuentra José Luis, su íntimo amigo, al que su madre antes de morir confiesa que no fue un hijo natural, sino que fue comprado días después de nacer. La diferencia entre ambos es que mientras José Luis ha sido siempre un niño querido y mimado por sus padres, Carlos siempre ha sentido el rechazo de su madre. Y ahora no entiende que su amigo no quiera unirse a la búsqueda de sus padres biológicos.




IMPRESIONES:

Como os comentaba al principio, cuando Inma Chacón me comentó de qué iba a girar su próxima novela, me quedé de piedra. No es que evite los temas engorrosos en literatura, pero este tema está tan manido últimamente en televisión, con un objetivo tan claramente crematístico (sólo hay que ver las audiencias que hacen determinados programas que juegan con este asunto) que me hierve la sangre. Otra cosa es que a nivel periodístico se hallan escrito artículos absolutamente reveladores; de hecho, todavía recuerdo un artículo que María Antonia Iglesias publicó en la revista Interviú, allá por los años ochenta que me puso los pelos de punta y esa es la diferencia.

El hilo conductor del argumento es prácticamente lineal, con la única salvedad de que son los narradores los que se van alternando para mostrarnos su experiencia vital. Si encontramos, por tanto, distintos planos narrativos que se van entretejiendo entre sí, para acabar ensamblándose al final. Y del mismo modo que se relevan los narradores, también lo hacen pasado y presente, plasmando fielmente en cada momento el ambiente, el pensamiento y las peculiaridades de cada época. En este sentido, me ha sorprendido el uso de los registros lingüísticos de los que hace gala la autora.

Son varios los temas que aborda la novela en diferentes planos narrativos (desde el concepto de maternidad o el de la búsqueda de la identidad) al más obvio con el que podemos encontrarnos en esta historia, que no es otro que el de las adopciones ilegales que desde el franquismo hasta hace bien poco se han venido permitiendo en España, por ello voy a explayarme en él más que en ningún otro. Y digo que se ha venido permitiendo porque ya era una costumbre en las cárceles republicanas el quitarles los niños a las madres al nacer por una cuestión ideológica, apoyándose en las teorías de algún psiquiatra de triste remembranza. Después llegaría el apogeo del franquismo, donde con la anuencia de un médico y la monja que asistía en los partos se atribuían el derecho a decidir sobre la vida y la muerte de los demás y utilizando a los recién nacidos como artículos en venta al mejor postor. También contaban con ayuda externa (en este caso un taxista) y toda una organización que tramitaba, ejecutaba e incluso creaba modos de financiación para poder llevar a éxito los intercambios, por una cuestión puramente pecunaria.

Con todos esos obstáculos se encontró Maria Dolores, cuando siendo ya viuda un joven se presentó en la ferretería de su esposo preguntando por ella. La pena es que se encontraba de vacaciones y no pudo verle. Una corazonada le hizo ver que podría tratarse de su hijo, pues poco tiempo antes había ido a un programa de televisión a dar su testimonio. Por ello, decidió poner en manos de un juez su situación, sin encontrar las pruebas que la corroboraran, porque en la mayoría de los casos, la maquinaria es tan sofisticada que jóvenes como María Dolores en la época en que le ocurrió esto, no pueden salvar los escollos con los que se encuentran, sin contar con la falta de medios. Sólo la perseverancia y la ayuda de sus hijos harán el resto.

Y tan desagradable como la historia de María Dolores es la de los padres adoptivos de Carlos, en particular la de la madre. Resulta que tras un viaje de placer, se le adelantó el parto y el niño nacido prematuramente murió en la incubadora. En la misma clínica le ofrecieron otro niño, asegurándole que era huérfano ya que la madre había muerto en el paritorio. La mujer, todavía abrumada por la pena, no quiere llevar a cabo la operación, pero tras soportar una serie de intimidaciones por parte de la monja, se hacen cargo del bebé, pagando por él una cantidad mensual a lo largo de los años.

Ya en Valencia, su ciudad de residencia, contarán a los padres de José Luis lo ocurrido. Ellos tampoco han podido tener descendencia y ven como una solución lo que han hecho sus amigos. No obstante, os aseguro que esto es sólo la punta del iceberg porque la trastienda en la que se aglutinan una serie de personajes sin corazón es todavía más sórdida de lo que os podéis imaginar. Pero eso tenéis que comprobarlo vosotros.

Con respecto a los personajes, en un principio pretendía presentarlos uno a uno, pero al final he decidido no alargar más la reseña. Si os puedo asegurar que Mientras pueda pensarte es una novela coral, donde todos ellos –tanto hombres como mujeres- están perfectamente caracterizados y pocos son los que tienen más peso que otros. Se trata del relato de unas vidas paralelas que luchan por encontrar la verdad. Retratados tanto en lo físico como en lo psicológico, todos son muy humanos, nadie podría decir que son personajes imaginarios.


ENLACES DE INTERÉS:

Web oficial de Inma Chacón.

Facebook de Inma Chacón.

Twitter de Inma Chacón.

Si quieres leer un fragmento de su novela, pincha en este enlace.




CONCLUSIONES:

Inma Chacón conseguirá transmitirnos las dos caras de una misma moneda, difundiendo con maestría el funcionamiento de una de las muchas mafias que durante décadas se han dedicado a la compra-venta de niños con total impunidad, todo ello con ternura, delicadeza y ofreciendo a las víctimas la dignidad que les corresponde. También pasearemos gracias a su prosa por los momentos históricos que han marcado nuestra historia más reciente, desde principios del siglo pasado hasta nuestros días.

Por ello, te recomiendo la lectura de esta novela, porque parece tan real como la vida misma. La lástima es que no podemos ser ajenos a la gran cantidad de testimonios –a cual más dramático e impresionante- de los que de un tiempo a esta parte hemos sido testigos y, todavía, hay jueces que los desestiman. Tampoco las instituciones hacen mucho al respecto.




viernes, 21 de febrero de 2014

EL PACIENTE, de Juan Gómez-Jurado


DATOS PRÁCTICOS:


Título: EL PACIENTE
Autor: Juan Gómez-Jurado
Editorial: Planeta
ISBN: 978-84-08-12291-3                                    
Páginas: 480
Colección: Autores Españoles e Iberoamericanos
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta



Hace tiempo que quería conocer a Juan Gómez-Jurado literariamente hablando. Tenía mis recelos, porque cuando te hablan tanto y tan bien de alguien, temía que tan altas expectativas dieran paso a la decepción. Eso y que cuando me da por un autor se me llevan los demonios si no puedo conseguir todas sus novelas.

El caso es que hace unos días leí una reseña publicada por Carmina en su blog De tinta en vena (del que siempre digo que debería estar prohibido porque recomendación que hace, recomendación en la que caigo de cabeza) y me desarmó. Así que aquí me tenéis, compartiendo impresiones.



EL AUTOR:
Juan Gómez-Jurado (Madrid, 1977). Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad San Pablo CEU, ha ejercido como periodista en distintas redacciones (Canal Plus, Televisión Española, Cadena Ser o el diario ABC). También es colaborador en distintas revistas, radio y televisión.

Como escritor, ha publicado tanto literatura infantil o juvenil (Otras voces, en Alfaguara) como no ficción (La masacre de Virginia Tech, Anatomía de una mente torturada) pero por lo que sin duda es más conocido y con lo que recibido numerosos premios ha sido por las siguientes novelas:

- Espía de Dios (Roca Editorial, 006)
- Contrato con Dios (Plaza & Janés, 2007)
- El emblema del traidor (Plaza & Janés, 2008)
- La leyenda del ladrón (Planeta, 2012)
- El paciente (Planeta, 2014)



ARGUMENTO:

David Evans, viudo y padre de una niña de siete años, es uno de los neurocirujanos más acreditados de los Estados Unidos. Pero se encuentra ante una encrucijada: su hija ha sido secuestra por un psicópata y el rescate solicitado no es otro que matar en la mesa de operaciones a su próximo paciente: el presidente de EEUU. En caso contrario, será la niña quien corra esa suerte.

Todo esto ocurrió año y medio antes, cuando poco antes de terminar su jornada laboral, el Dr. Evans atiende a un muchacho que ingresa por urgencias en la elitista clínica de Washington en la que trabaja, derivado por otro hospital. El muchacho es un pandillero menor de edad que ha sido herido de gravedad en una trifulca callejera y el doctor decide operar de inmediato so pena de que quede paralítico. Pero antes de entrar en quirófano llama a Julia, su hija, para informar de que se retrasará más de la cuenta.

Cuando regresa a su casa descubre, con estupor, que ni la niña ni su cuidadora están allí. Intenta llamar a la policía, pero no consigue comunicar con ellos. Recuerda entonces una discusión que mantuvo con su suegro en la que éste le propuso que Julia se fuese a vivir con ellos, dado que él apenas tenía tiempo para dedicarle por tener un trabajo muy absorbente. Así que, preso de un ataque de nervios, se marchó hasta la casa de sus suegros para comprobarlo. Pero la niña no estaba allí y en ese momento empiezan a llegarle mensajes a su teléfono, cada uno más enigmático y desesperante que el anterior. Hasta que el dueño de las misivas que atiende al nombre de White, le cita en un bar cercano a su domicilio y le hace su propuesta: dentro de tres días tendrá que operar al presidente de los Estados Unidos, ya que tiene un tumor cerebral bastante grave él tiene que ocuparse de que no salga vivo del quirófano. De no ser así, no volverá a ver a su hija, que se encuentra atrapada en un zulo.

La cuenta atrás ha comenzado y David Evans se convertirá en una marioneta en manos de un psicópata.





IMPRESIONES:

Durante sesenta y tres largas horas, Juan Gómez-Jurado a través de David (Dave) Evans no nos da tregua y nos lleva por el camino de la amargura con un thriller impactante que no podrás dejar de leer.

Comienza la acción desde el corredor de la muerte, donde el protagonista nos pone en antecedentes y nos cuenta la historia vivida año y medio antes, cuando un psicópata y sus secuaces secuestraron a su hija y le plantearon como rescate el más cruel de los dilemas: acabar con la vida del presidente de los Estados Unidos tres días después tras ser intervenido por él de un tumor cerebral en estado avanzado. En caso de no materializarse, será su hija quien pague las consecuencias.

Y claro, Evans además no podrá ponerse en contacto con la policía; de hecho, con nadie, pues White (así es como se hace llamar el sádico que ha organizado el rapto de la niña y puesto en marcha la maquinaria), no sólo ha estudiado previamente sus patrones de conducta, sino que conoce su entorno y le acecha día y noche, desde un dispositivo de su teléfono móvil que está obligado a llevar prácticamente todo el día.

Sólo puede contar con la ayuda de una persona: su cuñada, que trabaja como agente del servicio secreto de la casa blanca y que se volcará durante las pocas horas que tiene para dar con la niña y ponerla a salvo.

El punto de partida es el mejor de los posibles: es el propio protagonista el que nos relata su historia, ocurrida año y medio antes desde el corredor de la muerte, por lo que damos por hecho que algún jurado le ha declarado culpable, no sabemos si por el asesinato en sí o por haber participado en la trama (y sabiendo cómo son los americanos para estas cosas, puede ser por cualquier cosa). Y la duda es más lacerante todavía si pensamos qué ha podido ser de la pequeña, porque la incertidumbre nos corroe.

Pero claro, teniendo clara la manera en que Gómez-Jurado es capaz de mover los hilos, la intriga está asegurada, pues comienza de una manera enérgica y conmovedora que no baja en intensidad en ningún momento. Es un relato en primera persona con continuos guiños al lector y escasos momentos en tercera que corresponden a momentos en los que el protagonista no forma parte de la acción y que reconocemos por estar escritos en cursiva), con un hilo argumental perfecto, una lectura muy amena y un ritmo endiablado.


Los personajes y los temas de fondo:

En El Paciente encontraremos un gran elenco de personajes, muy definidos y caracterizados tanto en lo físico como en lo psicológico, no sólo a nivel de importancia en la trama, sino que podría decirse que los secundarios son de lujo y nos ayudan con su presencia a entender los temas de fondo que se dan cita en esta novela, porque son muy humanos y resulta muy fácil empatizar con los buenos y despreciar a los peores.

Así, en primer lugar nos encontraríamos con el protagonista y su entorno familiar:

David Evans: Neurocirujano de reconocido prestigio a nivel internacional, trabaja en el elitista hospital Sant Claire de Washington. Padre de una niña de siete años, Julia, a sus treinta y ocho años se ha convertido en un viudo prematuro, ya que ha perdido a su esposa hace unos meses.

Kate Robson: Cuñada de David Evans, es la hermana pequeña de su esposa, aunque todo lo contrario a ella en cuanto a carácter. Muy responsable y eficaz, trabaja como agente del servicio secreto y se encarga de la protección de la Primera Dama. Al igual que sus padres, desde la muerte de Rachel la relación con Evans se ha enfriado bastante y apenas tienen contacto.

A través de Kate conoceremos los entresijos de la Casa Blanca y a sus moradores –en particular a la Primera Dama y al presidente- y cómo funciona el Servicio Secreto. Todo un mundo en el que se agradece lo fascinante que ha debido resultar la labor de documentación.

Pero hay tres grandes ausencias en la vida de Evans que le marcan como un hierro candente, cada una relevante en un momento vital determinado:

Julia: Hija de David Evans, de siete años, secuestrada en el momento en que comienza la acción. A menudo en sus reflexiones Evans nos transcribe algunos de los impagables diálogos que mantienen tiempo atrás, de los que deducimos una inteligencia y una sensibilidad increíble. Cuando el psicópata que la tiene retenida muestra imágenes a su padre, entendemos que su instinto de supervivencia es más que notable.

Rachel Robson: Esposa de David Evans y madre de Julia, su carácter era dulce y sereno. Murió meses antes de comenzar la acción. Trabajaba en el mismo hospital que su marido como anestesista. Se suicidó tras conocer los resultados de unas pruebas que se hizo a espaldas de su marido, en la que le detectaron un tumor cerebral en estado muy avanzado para no tener que hacer pasar a su familia la fase más dolorosa de la enfermedad.

Roger Evans: Padre adoptivo de David Evans. Médico de familia, fue un hombre entrañable y tolerante que junto con su esposa supo encauzar el cariño que el niño precisaba y le orientó en el momento preciso para que se pudiese dedicar a lo que realmente la apasionaba: la medicina.

Tanto en el caso de la niña como el del padre adoptivo de Evans, cada uno a su modo, dan pie a abordar distintos temas que se plantean en la novela. En el caso de Julia, me ha sorprendido la intensidad con la que se refleja el amor filial. David Evans adora a su hija, quizás porque ve en ella la proyección de lo que él siempre añoró en su infancia y más tras la muerte de su esposa, que a ambos ha sumido en la tristeza. Para colmo, su vida se ha trastocado desde que el Sr. White ha entrado en su vida y enfrentado a un dilema insoportable. En el caso de su padre, nos permite meditar sobre la adopción y todo lo que conlleva. Evans fue un niño adoptado, pero hasta que encontró a la pareja que le dieron su apellido, lo pasó francamente mal en las casas de acogida en donde estuvo. Eso cambió su carácter y gracias a este matrimonio y a lo bien que lo supieron hacer con el chaval, encauzando su educación con cariño y atención, lograron convertirle en el hombre íntegro con el que nos encontramos al principio de la acción.

En el entorno profesional de David Evans, nos toparemos con Stephanie Wong, su jefa directa, fiel al sistema que mejor funciona en la clínica y con la que Evans tiene serios problemas al tener unos principios que le llevan a ayudar a quienes no teniendo ingresos, necesitan sus cuidados pero que no se compaginan con la política del centro. Otro que tal baila es Robert Meyer, director del hospital aunque no tenga idea de medicina ni de nada que se le parezca. Proviene del mundo del márketing y sólo le importa la buena imagen del centro y su boyante cuenta de resultados. Por ello, no es de extrañar una escena que se da al principio de la novela, en la que un joven pandillero de quince años llega al hospital derivado de otro público que no puede atenderle. Como consecuencia de una pelea callejera, Jamaal Carter resulta herido de gravedad y mientras la Dra. Wong pretende estabilizarle sin más para mandarle a otro a la menor ocasión, el Dr. Evans decide operarle contra la voluntad de su jefa, ya que de otro modo quedaría postrado en una silla de ruedas. Por si sus problemas fueran pocos en el ámbito profesional, sus compañeros le han dado la espalda desde la muerte de su esposa, ya que su carácter –habitualmente simpático y gracioso- se ha tornado más agriado. También ha vuelto a aparecer en su vida Alvin Hockstteter, su mentor en la época en que hacía sus prácticas como residente. Se trata de un hombre encumbrado y sin escrúpulos con el que tuvo roces en el pasado y al que ahora le surgen celos profesionales al ver que Evans es el favorito de la Casa Blanca para operar al presidente.  




ENLACES DE INTERÉS:

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Twitter del autor




CONCLUSIONES:

Si buscas una lectura entretenida, con la que evadirte por unas horas de la burda realidad, te aconsejo que la leas. En ella encontrarás intriga, sentimientos a flor de piel y unos personajes en eterno conflicto personal a cual más interesante. ¿Que te han contado que es un best-sellers? Pues si, lo es, pero ¿acaso eso importa?




martes, 18 de febrero de 2014

EL AIRE QUE RESPIRAS, de Care Santos


DATOS TÉCNICOS:

Título: EL AIRE QUE RESPIRAS
Autora: Care Santos
Editorial: Planeta
Colección: Escritores Españoles e Iberoamericanos
ISBN: 978-84-9998-178-9
Páginas: 592
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta



Conocí a Care Santos –virtualmente- tras la lectura de su novela Habitaciones cerradas, hasta el punto de cruzar con ella algunos correos electrónicos mediante los cuales pude conocer que estaba trabajando en su siguiente novela,  El aire que respiras. Obvio es que, habiéndome gustado tanto la anterior, me apuntase el nuevo título para hacerme con ella en cuanto se publicase. Y eso ocurrió tal que un 19 de febrero del año pasado, aunque a mi me llegó unos días antes. Meses después, en junio del mismo año, pude conocer a la escritora personalmente en la Feria del Libro de Madrid, donde pudimos hablar de ambas novelas, a pesar de que no había empezado a leer esta, la cual me dedicó in situ.




LA AUTORA:

Care Santos (Mataró, 1970) es escritora y crítica literaria tanto en castellano como en catalán. Su obra ha sido traducida a dieciocho idiomas.

Desde que en 1995 publicase Cuentos cítricos, su primer libro de relatos, su singladura literaria ha estado avalada por el éxito, ya que ha recibido numerosos premios (entre otros el Ramón Llull, en mejor dotado de la lengua catalana el Gran Angular o Ramón Muntaner) en base a su buen hacer y su calidad literaria, en diferentes registros.

Entre sus obras –siete novelas, seis libros de relatos, un par de poemarios y bastantes libros de literatura juvenil-, destacan:

-        Los que rugen (Páginas de Espuma, 2009).
-        La muerte de Venus (Espasa, 2007), y
-        Habitaciones cerradas (Planeta, 2011).



ARGUMENTO:

Virginia, a sus veinticinco años, acaba de heredar tras la muerte de su padre, Antoni Rogés, quien fuera el presidente del gremio de libreros anticuarios de Barcelona,  La Palinuro, una librería de viejo.  Incapaz de poner orden entre los libros y papeles que su progenitor almacenó como consecuencia de la investigación que estaba llevando a cabo, pide ayuda a una amiga para que la reanude. Para ello, la entrega la siguiente documentación: un par de libros: Diccionario de Excéntricos y Egocéntricos en la Barcelona de antaño y Valientes, aventureros y heterodoxos que merecen ser recordados; algunas facturas, varios recibos y dos carpetas que contenían dos dossieres: uno llamado “Papeles de monsieur Gillot” y otro titulado “Papeles de Ángel Brancaleone”.

Con semejante pretexto por delante, la amiga se aísla con la sana intención de vertebrar una historia acontecida dos siglos antes y así, analizando los expedientes de Guillot y Brancaleone, surgirá la historia de Carlota Guillot y la búsqueda a los largo de los años de un libro atípico que formaba parte de una colección de las más codiciadas compuesta de trece ejemplares prohibidos de valor incalculable.



IMPRESIONES:

Impresionante. Esa es la valoración que se me ocurre tras la lectura de la última novela de Care Santos. No sé si es porque valoro mucho el que un escritor –en este caso escritora- haga semejante demostración de juegos malabares para organizar una trama tan compleja pero con la suficiente maestría para que nos resulte fácil de digerir por  la magnitud de documentación en la que se ha debido basar. 

La novela se dispone en dos líneas argumentales y temporales: la primera es la que que menos peso tiene y transcurre en la actualidad; la segunda, la que constituye la esencia de la historia, se inicia a principios del siglo XIX y dura unas cuantas décadas. Ambas transcurren en Barcelona y sus alrededores. El título es una especie de homenaje a la poetisa romántica Carolina Coronado, uno de los personajes que aparecen en la novela:

«Tiemblo a tu voz y tiemblo si me miras,
y quisiera exhalar mi último aliento
abrasada en el aire que respiras.»
Carolina Coronado

El estilo de Care Santos es tan peculiar como exquisito. Ya me  sorprendió en Habitaciones Cerradas, pero en esta se ha superado, pues más que reflejar, modela la realidad con sencillez y elegancia a partes iguales. Su prosa es ágil, aunque quizás el ritmo, en apariencia, resulte algo lento porque la autora cambia continuamente el ritmo narrativo, salpicando aquí a allá la trama con datos reales, como serían las biografías (bastante breves) de los personajes reales, algunos bandos y otra serie de recursos bastante originales que van apareciendo en el relato. Puede que lo que llame a engaño es el que Care Santos es minunciosa hasta sus últimas consecuencias, lo cual se traduce en un trabajo esmerado, engarzado de manera precisa para dar forma a una ardua historia con ciertas dosis de dificultad, que salva con habilidad expresa.


Dada la gran cantidad de personajes que aparecen en la novela (tanto reales como de ficción), con un protagonismo incuestionable en algunos casos, podría decirse que estamos ante una novela coral, ya que todos ellos son importantes en cada una de las tramas. Todos están perfectamente construidos, incluidos los secundarios, pero obvio es que hay unos cuantos que destacan sobre los demás:



Víctor Philibert Guillot: Nacido en Versalles, fue bibliotecario real de Luis XVI hasta la abolición de la monarquía en Francia. Cuatro años después viaja a España acompañado de su fiel Serafín Girabancas y una colección de libros eróticos de valor incalculable, con intención de asentarse en Barcelona, pero una tormenta les obliga a hacer una parada en un hostal de Mataró, enamorándose de un flechazo el bibliotecario de Juliana, la hija del posadero, al que le pide su mano, comprometiéndose además a esperar el tiempo necesario para contraer nupcias y a instalarse en la localidad. De la unión de ambos nacerá Carlota.

Carlota Guillot: hija de Víctor Guillot, fue una joven caprichosa y mimada por su padre, hasta el punto de poder elegir ella misma a su futuro esposo, (algo en lo que la muchacha no estuvo muy acertada, porque era imposible errar más el tiro que eligiendo como lo hizo). Y lo comprobó poco después cuando tras morir Guillot, fue acusada de adulterio y condenada a pasar el resto de su existencia en un convento e incomunicada. Entusiasta de la literatura, era una gran aficionada a la obra de Walter Scott. A los pocos meses de su estancia en el convento tuvo un hijo, fruto de su matrimonio y al que su marido nunca llegó a reconocer.

Néstor Pérez de León: esposo de Carlota Guillot, es comisario general de policía, director de ejecuciones capitales y, en sus últimos tiempos, magistrado. Un hombre sin escrúpulos capaz de sembrar el terror a su paso o, lo que es lo mismo, el malo necesario. Es un aspirante a bibliófilo que para poseer los libros que desea recurre a las más bajas artimañas.

Por otro lado estarían los Brancalaone:

Filippo Brancaleone: de origen italiano, era marinero en una pequeña aldea cercana a Génova. Con tan solo diecisiete años fue arrancado de los brazos de su madre para servir junto con las tropas de Napoleón en la Barcelona ocupada por los franceses a las órdenes del general Duhesme. Poco tiempo después sería herido en una escaramuza, siendo abandonado por sus compañeros y gracias a la compasión de unas personas que se lo encontraron en un estado calamitoso, le llevaron hasta el hospital. Allí conoció a Rita Neu, una lavandera que le cuidó con mimo hasta que, una vez restablecido, desertó y se fue a vivir con ella.

Ángel Brancaleone: hijo de Filippo y Rita Neu. Ya desde muy joven se nos presenta dotado de una gran sensibilidad. Aventurero y soñador, llegó a convertirse en librero, pero lo que más alegría le dio fue el convertirse en fundador de un grupo de lo más variopinto denominado “Los sabios”, en el que cada miembro destacaba por una cualidad artística: desde un pintor que disfrutaba con la anatomía a un falsificador de incunables gracias a su oficio en una imprenta, pasando por un médium o un editor de libros fascinado por el espiritismo.

Pero también hay una protagonista que es el alma de la novela y no es otra que Barcelona, donde se desarrolla la narración en diferentes etapas históricas. Comienza la acción en 1808 cuando el mariscal Philippe Guillaume Duhesme y sus regimientos italianos entran en la ciudad y dado que la insurrección popular es más que evidente, nombran jefe de policía al perverso general Giuseppe Lechi, quien se instala, sin miramientos en el Palacio Larrard, situado en el número 28 de la calle Ample, junto con su amante Madame La Ruga. Viviremos una etapa de corrupción extrema, ya que Lechi y sus secuaces consumarán toda clase de atrocidades, incluidos robos, violaciones, asesinatos, profanaciones o extorsiones. Situaciones que se seguirán manteniendo a lo largo del tiempo, ya que una vez cesado el jefe de policía, los que vinieron a sustituirle obraron de igual modo, incluso una vez liberada la ciudad (y el país) de los franceses, llegó el despotismo de Fernando VII, favoreciendo el mismo clima contaminado de corruptelas. Pero también fue una época de transformaciones en la que veremos como la ciudad se troca de feudal a industrial, en las que el pueblo no sólo asistió, sino que fue arte y parte de la misma cuando en la noche de San Jaime, hastiado de los excesos del clero, derrumban las puertas de las iglesias y los conventos y queman todo a su paso. Después llegaría el derribo de las murallas, que dio lugar a L’Eixample y la ampliación de La Rambla, con lo que aquello significó para unas gentes que vivían prácticamente hacinadas.

Pero si el fondo histórico es excitante y enrevesado, hay otro que es capaz de estimular a cualquier aficionado a la literatura… y es que El aire que respiras es un alegato que nos habla del amor a los libros, de aquellos bibliófilos interesados por valiosos incunables o por libros proscritos, capaces de enfrentarse a cualquier maquinación o recurrir a mil y un subterfugios por conseguirlos, del mundo de los libreros, de las librerías de viejo y sus trastiendas donde se dan cita bibliófilos y toda clase de personajes como los amigos del joven Brancaleone que nos descubren el movimiento romántico al que eran tan aficionados y que en aquella época se manifestó en pleno apogeo.

El final me ha gustado, de hecho, me ha parecido intachable y eso que no soy muy dada a los finales felices y aunque reconozco que podría haber sido otro y que dado el oficio de la autora sería tan impagable como este, me atrevería a decir que ha sido el que todos queríamos.



ENLACES DE INTERÉS:

Web oficial de Care Santos

Blog personal de Care Santos

Puedes leer un fragmento de la novela en este enlace.


BOOKTRAILER DE LA NOVELA:




CONCLUSIONES:

Creo que esta novela es un proyecto tan laborioso como ambicioso por el que nunca me cansaré de felicitar a la autora. Obvio es que la labor de documentación es impresionante, pues recrea una época enrevesada y apasionante y lo hace de una manera sencillamente admirable. A todo ello habría que añadir su estilo inconfundible donde la calidad y la elegancia, son su sello de distinción.