jueves, 27 de septiembre de 2018

CAÍDA LIBRE, de Neus Arqués



DATOS TÉCNICOS:

Título: CAÍDA LIBRE
Autora: Neus Arqués
Editorial: Roca
Colección: Novela
ISBN: 978-84-17092-97-9
Páginas: 320
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta






A veces los libros te llegan por casualidad. Llegan a tu vida y se quedan en tu corazón. No los esperas, pero alguien te dice de uno en concreto, "échale un vistazo, quizás te lleves una sorpresa". Porque quizás no es el libro que andabas buscando, pero él quiere encontrarte...

Algo parecido me ocurrió con Caída libre, del que hoy os quiero hablar. Me lo recomendaron y, si tengo que ser sincera, no me apetecía mucho porque pensaba -y es que yo, cuando me pongo, soy de pensar muy mal- que era uno más de los muchos que están saliendo a propósito de la nueva corriente feminista que parece que ha encontrado un filón en nuestros días. Y ya que me he puesto a ser sincera y por respeto a la persona que me lo recomendó, diré que mi curiosidad pudo más que mis prejuicios y empecé a leer. Y a las pocas páginas me di cuenta que no podía parar, que las tres mujeres a las que empecé a conocer en las pocas páginas que llevaba leídas me atraían mucho. Por eso, hoy quiero recomendaros esta novela con la misma humildad con la que lo hicieron conmigo, pero con la absoluta convicción de que os gustará. ¿Queréis saber los motivos?.



Neus Arqués (Barcelona, 1963) es profesora y analista especializada en Gestión de la visibilidad. Le interesa especialmente el tema de la invisibilidad de las mujeres y de los escritores. Está considerada una de las treinta y cinco españolas más influyentes​ en Internet.

Es conferenciante y profesora de Comunicación y Marca personal en Escola de Llibreria (Universidad de Barcelona – Gremi de Llibreters), Barcelona School of Management y Universidad Rovira i Virgili.

Bibliografía:


- Ensayo:
Vive 50. Cambiar de vida sin cambiar de barrio. Comanegra. 2016.

- Manuales:
Aprender comunicación digital. Paidós. 2006.
Y tú, ¿qué marca eres? 14 claves para gestionar tu reputación personal. Alienta. 2015.
Marketing para escritores. Alba. 2009.
Visibilidad. Gestión 2000. 2009. (Coautora)

- Novela:

Un hombre de pago. Urano. 2006. (Edición rusa en Centerpolygraph y portuguesa en Quidnovi).
Una mujer como tú. Martínez Roca. 2009.
Todo tiene un precio. Alienta. 2010. (Premio nacional Alares por promover el debate sobre los estereotipos y la conciliación)
Caída libre. Roca Editorial. 2018 (Premio Internacional de Narrativa Marta de Mont Marçal 2018).

- Relatos:
Fem bessons. (Finalista al V Premi de Narrativa curta). Ciutat de Tarragona. 2001.
DoS. (Antología Tras la red. Sigueleyendo).
Office party. Cuento moderno de Navidad. Edición de la autora. 2011.

- Artículos:
Cuando escribir ya no es suficiente (Ministerio de Cultura).
Leer para entender el mundo (Trama & Texturas).
La extinción del bicho comet (Revista Litoral, n. 248: Cartas y caligrafías).

- Traducciones:
Fitzgerald, F. Scott. Un diamant gran con el Ritz i altres contes. EDHASA.
Candidatura de Barcelona a los JJOO'92. Jefe de traductores del Dossier de candidatura.





Ángela es una editora menopáusica en la cuerda floja cuyo autor estrella desaparece. Para encontrarlo, deberá adentrarse en el mundo de las mafias inmobiliarias de la mano del comisario Jotapé Castillejos. Carolina se juega la promoción profesional cuando un amante despechado la amenaza con divulgar pruebas de su exuberancia sexual. Luisa lo dejó todo por una historia de amor que ahora le pasa factura en forma de mobbing.

Las tres mujeres viven en el barrio barcelonés de Gracia, cuya gentrificación se acelera. No saben a dónde van, pero sí saben que no llegarán donde iban, porque el camino trazado ha desaparecido. Sus crisis privadas se cruzan entre sí y con la crisis socioeconómica general.






¿Dónde te agarras cuando todo se mueve? Caída libre es la historia sobre tres mujeres en crisis.
 


Tres mujeres, una canción:

"Manipulan nuestros sueños y nuestros temores,
sabedores de que el miedo nunca es inocente".

- Ángela: Bien entrada en los cincuenta, enviudó hace dos largos años cuando a su marido, Marc, le dió un infarto de miocardio. Superarlo le está costando la vida y no ayuda mucho el que su hija, Cecilia, esté planeando el irse a vivir con un novio que no le cae especialmente bien. Y los estragos que le está haciendo la menopausia, tampoco. Trabaja como editora senior en una editorial de prestigio, Ediciones de Abril, en un sello de no ficción y ensayo que no es precisamente una perita en dulce, porque sus niveles de ventas no son precisamente como para tirar cohetes, algo que su jefe no deja de repetirle, hasta el punto de que ya la ha amenazado con un probable despido si no cumple con los objetivos.

Y en medio de esa vorágine aparece Roberto, un antiguo compañero de facultad que en su día abandonó la carrera para volcarse en el mundo inmobiliario en la época de bonanza en plena burbuja. En una cena de antiguos alumnos le cuenta que la mafia rusa le persigue a cuenta de sus negocios inmobiliarios y ella le propone que escriba un libro a modo testimonial. Su sorpresa será mayúscula cuando le dice que ya lo tiene y está dispuesto a vendérselo porque necesita dinero rápido. Lo habla inmediatamente con Jorge Bauzá, su jefe, e inician el proceso. La condición sine qua non para que el contrato se materialice es que Roberto Iglesias atienda a los medios, en particular las televisiones, desde el minuto uno en que empiece la promoción, pero justo la semana antes de que el libro vea la luz, desaparece y a ella no le queda otro remedio que denunciar el caso a la policía.

"Y te acosan de por vida azuzando el miedo,
pescando en el río turbio del pecado y la virtud".

- Carolina: Es la clásica ejecutiva de una multinacional alemana, Alimex, que en concreto, se dedica a la venta y distribución de productos de alimentación. Muy "tiburona" ella, anda tan escasa de escrúpulos como sobrada de ambición. Por ello, cuando surge la posibilidad de cambiar su status a raíz de la noticia de la inminente jubilación del director ejecutivo de la firma para la que trabaja en España, no duda en plantar batalla para hacerse con el cargo, recurriendo a lo que sea menester para que el Consejo de Administración se decante por ella en vez de por otro colega, alemán para más inri, que le podría hacer sombra. Para ganar puntos, diseña la campaña de un producto nuevo que puede revolucionar el mercado de la alimentación infantil y se sienta a esperar los parabienes, aunque algún que otro detractor le pondrá las zancadillas que sean pertinentes.

Sin embargo, será su vida privada la que haga tambalearse sus opciones. Carolina es joven, guapa y con una figura envidiable, pero no quiere ataduras de ningún tipo y gusta de mantener relaciones esporádicas con desconocidos que encuentra en páginas de contacto y, aunque tiene mucha experiencia a base de práctica, cuando conoce a Raúl, al que ella misma apoda "El Presidiario" por su aspecto físico, comete un error de principiante al llevarle a su propio domicilio, lo que le permite, además, que conozca el laboral. En uno de esos encuentros él le hace unas fotos demasiado sugerentes y cuando ella se cansa de su compañía, Raúl no duda en acosarla y chantajearla con la difusión de las mismas en su empresa.

"Son la salsa de la farsa. El meollo, del mal rollo.
La mecha de la sospecha. La llama de la jindama".

- Luisa: Divorciada de su marido tras una infidelidad que dió como resultado un embarazo, su vida no es precisamente un camino de rosas. En lo afectivo es feliz al lado de Danny y sus dos hijos: Gabriel -de su primer matrimonio- y Lola, la niña que comparte con su actual pareja. El problema lo tiene en el ámbito laboral. Y es gordo, porque su jefe es precisamente su exmarido, que no para de ponerle palos en las ruedas y sus compañeros, a los que conoce de los tiempos en que estaba casada con Jaime y prefirieron decantarse por la versión cómoda de todas las separaciones: ella es una casquivana y él un señor. Da igual que su relación se apagara progresivamente por culpa de la rutina o por la razón que fuese, porque es más fácil nadar a favor del viento y más cuando inclinarse a un lado de la balanza resulta más rentable. ¿Que hay que hacer mobbing? ¡Pues se hace! porque, ¿a quien se le ocurre liarse con un melenudo aficionado al rock, las motos y la vida nocturna? Está claro que en este país el ser libre para decidir está sobrevalorado y este derecho debe ser sometido a escrutinio público y que decida la

mayoría.

Sin embargo, incluso el mobbing no es el peor de sus males, sino que ha llegado a un punto en que su vida se está yendo a pique y no sabe como afrontar los problemas que le surgen a diario. Desde vivir económicamente en precario, porque los ingresos de Danny son cualquier cosa menos abultados y ella lleva con el sueldo congelado desde que abandonó a su marido, ahora se ha unido el que la actual mujer de su ex -la gorda sebosa en petit comité- ha decidido unirse a la fiesta y se ha empeñado en quitarle la custodia de Gabriel y, de paso, la pensión alimenticia. Luisa no puede ni hacer frente a los gastos de semejante litigio y cada día que pasa se va haciendo más pequeña.


Sin embargo, aunque Ángela, Carolina y Luisa son las protagonistas de esta historia, hay un montón de secundarios que las acompañan, la mayoría bastante interesantes. Hay dos secundarias, en particular, que me han seducido por distintas razones (a la Gorda Sebosa no la pienso nombrar más, porque aunque también representa a un nutrido tipo de mujeres -que también las hay- que aúnan todo lo peor del género y que podrían acuñar la frase "La mujer es una loba para la mujer" e incluso patentarla, porque son aquellas a las que la envidia las devora y que están siempre dispuestas a hacer un daño gratuito a sus congéneres, quizás por algún complejo mal enfocado o por cualquier otro motivo, da igual, el que sea) y no son otras que Irina, alias "la rusa" y Mía Simó. Posiblemente las que juegan un papel de "invisibles" porque les conviene, pero que lo bordan.

Y luego están los hombres, elementos de cuidado a los que es mejor que conozcáis por vuestra cuenta. Creo que solo se salva uno de la quema, ¿por los pelos?. Y no, no vayáis a pensar que son personajes estereotipados. Para nada. Te los podrías encontrar en cualquier esquina y pensar que son estupendos.

Pero el caso, que es donde quería llegar, es que esta novela, te sientas más o menos representada, empatices más o menos, mucho o nada con alguna de las mujeres que aparecen, es un fiel reflejo de la sociedad, pero sobre todo, es un canto a la esperanza, porque todo es posible si la sororidad hace acto de presencia. ¿Te atreves a practicarla? Otra vida es posible si pones algo de tu parte.








Neus Arqués, con Caída libre ha sido galardonada con el Premio Internacional de Narrativa Marta de Mont Marçal 2018 en su quinta edición. Es un premio que se otorga a obras escritas por mujeres con el objeto de dar voz y oportunidad a quienes deseen mostrar su creatividad y estimular a las que tienen algo que decir y desean compartirlo. En el encuentro que mantuvimos el pasado martes 25 de septiembre con la autora, tuvimos el placer de conocer a Blanca Sancho, Directora General de Mont Marçal, impulsora de de la iniciativa con la que pretende honrar a su madre, Marta Hernández, por su generosidad, su apoyo y amor por los suyos, así como su pasión por la lectura, que ha sabido transmitir y que son los pilares de su familia.  Del mismo modo, este premio pretende homenajear a las mujeres trabajadoras, dentro o fuera de casa, que luchan y han luchado a lo largo de la historia, por y para que todos los que las rodean sean más felices.

Y sí, quizás os estéis preguntando que qué tipo de conclusiones son estas, pero yo os pregunto, ¿no os parece suficiente que un jurado haya decidido premiarla? Razones hay. Muchas. Todas las encontraréis en el libro. ¡Cómpradlo!.






jueves, 20 de septiembre de 2018

LA MIRADA DE LA AUSENCIA, de Ana Iturgaiz



DATOS TÉCNICOS:

Título: LA MIRADA DE LA AUSENCIA
Autora: Ana Iturgaiz
Editorial: Roca
Colección: Histórica
ISBN: 978-84-17305-00-0
Páginas: 384
Presentación: Tapa dura con sobrecubierta






Desde que #SoyYincanera comenzase a caminar hace justo un año con la Lectura Simultánea de Por encima de la lluvia, de Víctor del Árbol, pocas han sido las novelas que hemos leído en esta iniciativa que nos hayan decepcionado; de hecho, se podrían contar con los dedos de una mano y nos sobrarían algunos. Es verdad que cualquier libro de Víctor del Árbol es siempre una apuesta segura, pero cuando se comienza algo poniendo un listón tan alto, os podéis imaginar lo mal que lo pasamos Carmina y yo cada vez que nos planteamos elegir autores a los que todavía no conocemos porque todavía no los hemos leído... ¡temblamos!, hasta el punto de que, en bastantes ocasiones, preferimos leer sus novelas antes de plantear una Lectura Simultánea a nuestros compañeros para no errar el tiro. No es fácil arrastrar a otros a leer lo que tu eliges, aunque, cuando se ha dado el caso, nos han perdonado el "fallo" porque otra cosa no será, pero somos un buen equipo y nos llevamos a las mil maravillas. Es lo que tiene leer juntos: se estrechan unos lazos, invisibles pero sólidos, de camaradería que poco a poco se ha ido convirtiendo en amistad.

Y ahora que ha pasado un año desde que comenzó esta aventura, doce meses en los que nos hemos divertido tanto gracias a una afición compartida que solo da alegrías, iniciamos una nueva temporada con las mismas ganas de entonces, si no más. Y por ello, solo nos bastaba  encontrar una novela especial, que gustase a todos, que tuviese de todo, incluso ese "puntito" dulce que nos hiciera más llevadero el momento de volver a reencontrarnos con lo sórdido, con los bajos fondos, con esos escenarios que ya forman parte del ADN de #SoyYincanera, porque nos pone mucho lo criminal, dado que es lo mejor define este grupo de amantes de la novela negra que siempre en busca del asesinato perfecto.

Y la ocasión nos la brindó Roca Editorial con una novela que ha hecho las delicias de la mayoría y, de paso, aprovechamos la ocasión para acompañar a su autora desde el primer momento en que su novela empieza a rodar, pues hoy sale a la venta La mirada de la ausencia, de Ana Iturgaiz.




Ana Iturgaiz (1965, Getxo, Vizcaya). Licenciada en Historia por la Universidad de Deusto, su carrera profesional está supeditada al ámbito de las bibliotecas y los archivos.


Ha editado varios cuentos en distintas antologías, así como cinco novelas y numerosos relatos.
Novelas:


- Bajo las estrellas, (Vergara, 2012). Finalista del Premio de Novela Romántica 2010, organizado por Ediciones B y El Rincón de la Novela Romántica.


- Es por ti (2012).


- Acordes de seda (2013), Premio al mejor romance histórico 2013 otorgado por la revista Romántica’s. También quedó finalista del I Concurso de Relato Corto Rincón de la Novela Romántica y del IV Certamen de Relatos Breves de RENFE. La editorial Rubeo ha incluido dos de sus relatos en sendas antologías.


- Tu nombre al trasluz (2014).


- Arriésgate por mí (2014).


- La mirada de la ausencia (2018).








El 21 de febrero de 1874 el ejército carlista pone cerco a la ciudad de Bilbao. En la ciudad asediada se encuentran Javier Garay, un fotógrafo de postales eróticas, e Inés Otaola, una planchadora sin trabajo, a la que el hambre obliga a ejercer de modelo para Javier.


Sin embargo, las aspiraciones de Javier no pasan por quedarse encerrado en la ciudad sitiada sino en ejercer de reportero de guerra para los periódicos más importantes del país y conseguir el éxito que siempre ha deseado. La ocasión le llega cuando el gobierno liberal le propone la posibilidad de infiltrase tras las líneas enemigas y él la aprovecha sin dudarlo. Lo que no se imagina es que Inés lo arrastrará al campo de batalla con él.


Por su parte, Inés, que fue expulsada hace cinco años del caserío familiar junto a su abuela y su hermano, nunca imaginó que regresaría a su hogar y mucho menos sin ellos. Tampoco sospechó que el fotógrafo sería su oportunidad para huir de la ciudad destruida para volver al lugar en el que nació.


En medio de la destrucción, ambos se convierten en el refugio del otro. Sin embargo, la guerra y las sospechas de los militares conseguirán separarlos.
 



Febrero de 1874: Los carlistas acechan Bilbao, pero, para Inés Otaola, ese es el menor de sus problemas, ya que ha perdido su trabajo como planchadora en la casa de los Allendesalazar. Dicen que la curiosidad mató al gato, aunque en su caso, fue la casualidad quien hizo que reparara en unas fotografías que el dueño de la casa guardaba en el cajón de la cómoda donde ella tenía que guardar las prendas que le planchaba. Y las vió, claro, y mientras las ojeaba entre el arrobo y la perplejidad, dado que se trataba de postales eróticas, la descubrió su señora y la puso de patitas en la calle como si con eso pudiese tapar de un tirón sus miserias y su propia vergüenza. 

Como consecuencia de ello, el miedo le atenazó el estómago dada su precaria economía y se ve obligada a mendigar un empleo de casa en casa y de puerta en puerta, solo que la suerte le es esquiva. De ella dependen las personas que más quiere en esta vida: su abuela, que ya se encuentra en las postrimerías de su vida y es víctima de un alzheimer galopante y su hermano pequeño, todavía un adolescente y como tal visceral y rebelde, que está viviendo ese momento de febril ebullición, donde las hormonas se confabulan con los ideales en vez de pensar en el futuro basado en los estudios que su hermana le está proporcionando a costa de esfuerzo y penurias, ya que desde que años atrás dejaran el caserío familiar, cuando el hermano mayor los echó tras la muerte del padre, apenas han levantado cabeza. Y es por ello que, agobiada por la situación, cederá ante la posibilidad de convertirse en modelo de Javier, un joven que trabaja como fotógrafo en el estudio de su futuro suegro aunque, para sacarse un sobresueldo, vende ese tipo de fotografías eróticas que Inés encontró a los prohombres de Bilbao.


Sin embargo, las pretensiones del fotógrafo no van por ese palo, sino que su auténtica vocación es la de convertirse en reportero gráfico y no quedarse anquilosado como su futuro suegro. Para ello, ante la inminencia de los acontecimientos, se ofrece como espía a Ignacio María del Castillo, gobernador militar de Bilbao del Ejército gubernamental y pasar información falsa al ejército contrario. Será la llave que le posibilitará el trabajar en un periódico donde poder estampar con su cámara lo que ocurra en el frente, plasmar los acontecimientos más diversos, la cotidianidad en movimiento, la realidad. A fin de cuentas, ese fue el motivo por el que un día abandonó a su familia, siendo todavía un niño de poco más de diez años, impactado por la magia desplegada ante sus ojos por un fotógrafo ambulante y le hizo soñar con una vida distinta.


Pero el conflicto avanza, sinuoso como una serpiente y alentado por el heredero que jalea a los suyos. En el casco urbano de Bilbao las bombas se suceden y una de las afectadas de la artillería carlista es, precisamente, la abuela de Inés, que muere en el acto tras un bombardeo al derrumbarse parte del edificio en el que viven. Para alimentar su soledad, se entera de que su hermano Ignacio se ha alistado junto a los carlista, quedándose sola ante la adversidad. O quizás no tanto, porque en ese momento emerge la figura del señor Francisco, un vecino del mismo edificio en el que vivían los Otaola. Un hombre preparado y económicamente solvente. Que sabe leer y escribir, algo que para el pueblo llano de la época era prácticamente una utopía; de hecho, había trabajado media vida como secretario personal de un notario, lo que le permitió amasar unos ahorros de los que disfrutaba en su vejez y, aunque tenían con él algunas diferencias, para Inés era lo más parecido a un abuelo, aunque su hermano no pensase lo mismo por sus discrepancias políticas, pero que sin embargo, trataba a su abuela con mucha delicadeza y siempre estaba dispuesto a ayudarles en todo. Por eso, cuando ambos se encuentran sin hogar, Javier se presta a darles cobijo en su caso y, en el caso de Inés, en sus brazos.

Los jóvenes descubren entonces que igual que el temor a un futuro incierto crece por momentos, su amor lo hace al mismo ritmo y cuando el anciano decide volver a su lugar de nacimiento, ambos inician un camino en común, aunque con intenciones diferentes: mientras él quiere adentrarse en el frente para cumplir su objetivo, ella, invadida por el miedo, busca recibir noticias de su hermano. Y asistiremos, como testigos mudos, al desmoronamiento de la ciudad en un retrato fidedigno y fascinante, porque si algo hay que agradecerle a Ana Iturgáiz no es solo su trabajo de documentación en este sentido, que es impresionante, sino el modo tan sutil en que lo plasma en la novela. Gracias a su exquisita prosa, consigue que nos enamoremos en cada pasaje en el que nos habla de cómo eran los habitantes en aquella época, a pesar de los continuos ataques bélicos que soportaban y a los que habría que sumar las privaciones que el cerco continuado provocó y, sin embargo, la solidaridad se afianzó y se mantuvo hasta el final del conflicto.

Y mientras todo se derrumba, los protagonistas evolucionan, porque Javier, en particular, pasa por diferentes fases y va creciendo exponencialmente, no sé si gracias al influjo de Inés, o de lo vivido día a día, o de la suma de ambas cosas. El caso es que cambia de piel y de alma y deja de ser el joven ambicioso que era poco tiempo atrás para convertirse en un personaje deslumbrante y profundo. El cambio de Inés es más lento, porque además de una fuerte personalidad, es como si durante todo el tiempo hubiese llevado una coraza que imposibilitara el paso de la maldad. Es una chica sencilla, humilde, volcada en su familia y que reune todos los valores que nos gustaría encontrar en aquellos a quienes queremos.

Quizás te preguntes ahora qué tipo de novela es La mirada de la ausencia. Quizás te debatas en si es una historia bélica o una historia romántica. Pues bien, es una mezcla de ambas cosas: es una novela histórica que refleja vehementemente, pero con una rigurosidad exquisita, el cerco a Bilbao durante la tercera guerra carlista, sin escatimar detalles, pero también es una novela romántica, aunque no al uso, porque en ella asistimos a una historia de amor sublime sin necesidad de limitarse al profesado por la pareja protagonista, sino que este sentimiento se aborda desde todos los sentidos: porque en La mirada de la ausencia también se da cita el amor fraternal entre dos hermanos que son capaces de dar la vida el uno por el otro; el amor hacia aquellos que nos ayudan cuando más lo necesitamos, que no es otra cosa que el principio de la amistad; el amor por una ciudad o por un terruño; el amor por una profesión o por una vocación al servicio del prójimo, el amor por la familia o, simplemente, el amor por el género humano, porque la filantropía nunca está de más.


En definitiva, no te preocupes por el género, porque en esta novela lo importante está en el interior.




Ana Iturgaiz confirma su indudable talento recreando el cerco a Bilbao en 1874. La tercera guerra carlista es el telón de fondo de una narración emotiva y profunda que nos habla de ideales, anhelos, luchas fratricidas y amor, mucho amor, en cualquiera de sus acepciones. Porque Ana Iturgaiz lleva a sus personajes hasta el límite, porque son supervivientes que mueren un poco cada noche para resucitar a la mañana siguiente y lo hace extensivo a aquellos habitantes de Bilbao que vivieron cada día, mientras duró el asedio, como un milagro, poniendo en valor su coraje. Pero también nos ofrece una mirada ausente y, con ello, nos sumerge en una doble intimidad, junto con los que cayeron en el conflicto por la ambición de unos pocos. 






 

jueves, 6 de septiembre de 2018

LA NOVIA GITANA, de Carmen Mola



DATOS TÉCNICOS:
 
Título: LA NOVIA GITANA
Autora: Carmen Mola
Editorial: Alfaguara
Colección: Alfaguara Negra
ISBN: 978-84--204-3318-9
Páginas: 408
Presentación: Rústica con solapas





El 17 de mayo salió al mercado La novia gitana, una novela de la que enseguida llegaron buenas críticas. ¿Demasiado buenas quizás? El caso es que después de escarbar, de separar el grano de la paja, llegué a la conclusión de que todo apuntaba a que sí, que la novela se podría convertir en un fenómeno en un género como el thriller policiaco en el que todo parecía inventado, hasta que ha llegado Carmen Mola y ha puesto en evidencia que todavía hay mucho que contar y muchas formas de hacerlo, aun siguiendo los esquemas habituales del género.

¿He dicho Carmen Mola? Pues sí, porque sea este un pseudónimo o un nombre ficticio de alguien que ha decidido mantenerse en el anonimato, no seré yo quien lo ponga en solfa; de hecho, ni siquiera me importa. Y digo esto porque hay mucha gente haciendo cábalas sobre quien puede ser o no, porque cuesta mucho entender que un novel pueda escribir una novela tan bien estructurada, con una trama impecable en cuanto a su construcción, con unos giros tan inesperados, con ese encaje de bolillos en el que se van ofreciendo pistas, cebos o coartadas para jugar con el lector a la vez que le hace partícipe de una historia inolvidable. Y, por supuesto, de ese desenlace que además de rotundo resulta creible. Por eso, quizás porque siempre me acompañará la vena romántica, prefiero quedarme con que de vez el cuando aparecen mirlos blancos que prefieren apostar por su vida privada en vez de alimentar un ego que muchas veces te juega malas pasadas si en sucesivas novelas no consigues el impacto alcanzado con la primera.




«En Madrid se mata poco», le decía al joven subinspector Ángel Zárate su mentor en la policía; «pero cuando se mata, no tiene nada que envidiarle a ninguna ciudad del mundo», podría añadir la inspectora Elena Blanco, jefa de la Brigada de Análisis de Casos, un departamento creado para resolver los crímenes más complicados y abyectos.
Susana Macaya, de padre gitano pero educada como paya, desaparece tras su fiesta de despedida de soltera. El cadáver es encontrado dos días después en la Quinta de Vista Alegre del madrileño barrio de Carabanchel. Podría tratarse de un asesinato más, si no fuera por el hecho de que la víctima ha sido torturada siguiendo un ritual insólito y atroz, y de que su hermana Lara sufrió idéntica suerte siete años atrás, también en vísperas de su boda. El asesino de Lara cumple condena desde entonces, por lo que solo caben dos posibilidades: o alguien ha imitado sus métodos para matar a la hermana pequeña, o hay un inocente encarcelado.

Por eso el comisario Rentero ha decidido apartar a Zárate del caso y encargárselo a la veterana Blanco, una mujer peculiar y solitaria, amante de la grappa, el karaoke, los coches de coleccionista y las relaciones sexuales en todoterrenos. Una policía vulnerable, que se mantiene en el cuerpo para no olvidar que en su vida existe un caso pendiente, que no ha podido cerrar.

Investigar a una persona implica conocerla, descubrir sus secretos y contradicciones, su historia. En el caso de Lara y Susana, Elena Blanco debe asomarse a la vida de unos gitanos que han renunciado a sus costumbres para integrarse en la sociedad y a la de otros que no se lo perdonan, y levantar cada velo para descubrir quién pudo vengarse con tanta saña de ambas novias gitanas.




No suele gustarme hablar de las cubiertas de las novelas por muy conseguidas que estén a no ser que me impacten. Y en este caso quiero hacerlo, precisamente por eso. De hecho, lo considero importante antes de entrar en materia porque su estética es un reclamo en toda regla. En La novia gitana aparece en primer plano una mosca, ¡una mosca!, ¿habrá insecto más repulsivo? Bueno, sí, quizás lo haya, pero es que las moscas, las inevitables golosas que diría Machado, me generan un repelús desconcertante, aun sin ser tan dañinas como sus primas las avispas. Quizás sea porque acuden como hienas a la sangre, como la que se refleja en la imagen de la cubierta de este libro, solo que esta viene en forma de "equis", como todo lo prohibido. Y puede que, precisamente por esto, sutilmente, se nos está advirtiendo que La novia gitana no está escrita para estómagos (o lectores) sensibles. Algo que te lleva, irremediablemente, a dar la vuelta al libro y leer la contraportada para dejarlo claro.

Tras una escena funesta en la que aparece un niño encerrado en una nave junto a un perro agonizante, nos encontramos con el primer capítulo de la novela que, en principio, no guarda relación con el escenario anterior. En él nos encontramos con Susana, una joven entreverada (mitad paya, mitad gitana) que  está celebrando su despedida de soltera en compañía de sus amigas. A la mayoría las conoció en el colegio, excepto a Cintia, que llegó a su vida tiempo después y no parece congeniar con el grupo. Tanto es así que casi al comienzo de la fiesta a la que acuden en el típico local de estriptis masculino, el Very Bad Boys de la calle Orense, se marcha, entre el bochorno y la decepción, cuando los bailarines hacen subir a Susana al escenario para el clásico numerito de siempre.

Sin embargo, las amigas continuarán unas horas más con la fiesta por los locales de moda de Madrid. Hasta que Susana se cansa y decide marcharse a casa. Las amigas la acompañan en un taxi, aunque es tan complicado el acceso a la calle Ministriles, donde vive, que la dejan en otra cercana.

Mas nunca llegará a su casa. Ni siquiera alcanzará el par de metros que le faltan para acceder a su portal, quizás por no prestar atención a las aciagas sombras que se cernían sobre ella ya que sus sentidos estaban enfrascados en los wasaps que estaba escribiendo a Cintia y de los que no recibía respuesta. No vió venir el golpe. Y su cuerpo, a punto de expirar, aparecerá dos días después cuando lo encuentra Ramón, uno de los vigilantes de la Quinta de Vista Alegre, en Carabanchel. El lugar es curioso, porque se trata de una finca de recreo en la que se ubican dos palacetes: uno que en su día utilizó la reina María Cristina como residencia de verano y otro que se hizo construir el Marqués de Salamanca cuando el terreno pasó a ser de su propiedad, pero que no está abierta al público. Tras llamar a la policía, acudieron tanto el forense, Fuentes, como los agentes Costa y Zárate de la comisaría más cercana. Sin embargo, el científico, un policía veterano, enseguida se da cuenta de que la víctima presenta una serie de circunstancias muy similares a las aparecidas en otro crimen investigado siete años atrás, por lo que se pone en contacto con el comisario Rentero y este deriva el caso a la BAC.

¿Y qué o quienes son la BAC? Obviamente, es un departamento especial de la policía, con domicilio en la calle Barquillo, aunque funciona prácticamente de incógnito y con más medios que cualquier otro. La siglas corresponden a la denominación de Brigada de Análisis de Casos y con su actuación pretenden resolver casos que no han podido solventarse en las comisarias correspondientes o bien porque en la investigación ha habido algún conficto de interés personal. Está compuesto por cinco personas, aunque a ellos acabará uniéndose el subinspector Ángel Zárate, uno de los policías que acudieron a la llamada del vigilante del lugar en el que apareció la víctima:

- Elena Blanco: Inspectora de policía y jefa del equipo.   Aficionada a la grappa y al karaoke, a sus casi cincuenta años se mantiene en plena forma. Vive atormentada y obsesionada por un hecho traumático ocurrido años atrás.


- Buendía: Forense de la BAC, lleva años trabajando con la inspectora Blanco y es persona de su absoluta confianza.


- Chesca: Procede de la Brigada de Homicidios y Desaparecidos. Desde el primer momento tiene problemas con Zárate, claro que a ella se le da de lujo enemistarse con cualquier compañero de otros departamentos.


- Orduño: Procede de los Geos y todavía mantiene sus formas militares, algo que molesta especialmente a su jefa.


- Mariajo: experta en informática y hacker cuando es preciso. Es, posiblemente, la más atípica de los cinco, porque es una sexagenaria con una personalidad encantadora.


Comenzará, ahora sí, una investigación desquiciante, porque a medida que avanza se van abriendo puertas que quizás habría sido mejor mantener cerradas. Enseguida descubren que el asesinato de Susana Macaya se ha producido siguiendo el mismo ritual que el de otra joven acaecido siete años antes. Dejando de lado el modus operandi, que es un delirio, lo más cruel es enterarte de que la otra joven era su hermana, que también murió días antes de su boda. Y surge el primer dilema, porque el asesino de la primera, Miguel Vistas, cumple condena en la cárcel de Estremera. Pero claro, si el segundo crimen es prácticamente idéntico al primero, ¿han condenado a un inocente o hay un imitador suelto? Y lo que es peor: también descubren fallos en la investigación del crimen de Lara. Y lo que no son fallos. Y así, entramos en una espiral de revelaciones que, pieza a pieza, lograrán recomponer un rompecabezas diabólico.

La novela consta de setenta y ocho capítulos, agrupados en cinco partes. Está narrada en tercera persona y en presente por un narrador cuasi omnisciente que nos va presentando los puntos de vista de la mayoría de los personajes que aparecen en la novela, incluídos algunos secundarios, aunque dando voz, en mayor medida a los dos personajes principales. Caso aparte merecen los fragmentos escritos en cursiva que se alternan en la narración y que son, desde mi punto de vista, los más sórdidos de la novela. Estos fragmentos ocupan unas pocas páginas al principio de cada parte de la novela. Narran las sensaciones de un niño encerrado en una nave junto a un perro moribundo al que acaba por darle el "tiro de gracia". Y el horror. Un horror difícilmente digerible, pero que te mantendrá pegado al libro como si con ello pudieses paliar de algún modo semejante brutalidad.

Si tuviese que ponerle un "pero" a la novela, sería en lo concerniente a los personajes. Me hubiese gustado que estuvieran más desarrollados, más perfilados. La única que se libra en este sentido es la inspectora Elena Blanco, que, en cierto modo, sigue la estela de muchos otros policías (o detectives) que podemos encontrarnos en novelas de este género: es una mujer eficaz en lo laboral,  que no escatima ni un segundo de su tiempo a la hora de resolver cualquier duda que se le presente porque se vuelca en cada caso, pero que en lo personal está desesperada, hasta el punto de abusar de la grappa, día sí, día también. Tampoco sale mal parado en este sentido el subinspector Zárate, personaje que, por otro lado, nos ayuda a conocer los entresijos de la BAC al ser nuevo en el departamento y a través de sus ojos iremos conociendo la dinámica del grupo. Será él quien ponga un poco de humanidad cuando descubran que la investigación del asesinato de Lara Macaya no fue todo lo ortodoxa que debería haber sido por parte de Salvador Santos, policía retirado en la actualidad y afectado por un alzheimer galopante, ya que el hombre fue su mentor y la persona que le animó a entrar en el cuerpo. 

Por ello, me he quedado con ganas de conocer con más detalle al resto del equipo, de los que he sabido poco más que su lugar de procedencia y algunos detalles de poca relevancia. O de los padres de Susana y Lara, porque habiendo sacado a colación un tema tan interesante como es el de las relaciones entre payos y gitanos a efectos matrimoniales y las complicaciones que se pueden derivar según qué tipo de educación se le de a la descencia, creo que se ha quedado un poco en agua de borrajas. Por no hablar de Raúl, el novio de Susana, de sus amigas -en particular de Cintia- o Miguel Vistas y también de sus abogados, porque en todo momento he tenido la sensación de que solo eran importantes en función del cometido que representaban en la historia y no por lo mucho que podrían haber dado de sí.


Sin embargo, el desenlace me ha parecido memorable, de esos que no se olvidan fácilmente. Y ese cliffhanger del final, os aseguro que no tiene precio, sobre todo porque te indica claramente que habrá continuación y, por muy estremecedor que te resulte, te da alas para empezar a soñar con que en breve habrá continuidad.
 







No me queda más remedio que recomendar esta novela por los motivos expuestos. Eso sí, os aviso que es sórdida e impactante como pocas y que antes de cogerla entre vuestras manos -porque una vez leáis la primera página seréis incapaces de soltarla-, os advierto que pagaréis el precio de caer en las garras de una historia apasionante. También os prevengo de que durante la lectura os veréis inmersos en una espiral de angustia que se dilatará en el tiempo y que os creará un desasosiego más importante de lo que a priori podéis imaginar.