martes, 21 de agosto de 2018

MUERTE CONTRARRELOJ, de Jorge Zepeda Patterson



DATOS TÉCNICOS:

Título: MUERTE CONTRARRELOJ

Autor: Jorge Zepeda Patterson
Editorial: Destino
Colección: Áncora y Delfín
ISBN: 978-84-233-5406-1
Páginas: 368
Presentación: Rústica con solapas






A raíz de leer Milena o el fémur más bello del mundo tuve claro que Jorge Zepeda Patterson había llegado para quedarse en mi estantería. Eso sí, en el rincón de los elegidos. Tanto es así que cuando me enteré que este libro era la segunda parte de una trilogía -Los Azules-, enseguida busqué el primero y el tercero llegó en cuanto se publicó. Sin embargo, todavía no los he leído, por estos líos yincaneros en los que siempre ando metida, que me roban más tiempo del que desearía, pero que me dan la vida.

Es por ello que cuando me enteré que el autor volvía a publicar una nueva novela, los dedos se me hicieron huéspedes y las ganas de leerlo se impusieron sobre muchas otras novelas que tenía pendiende. Zepeda es mucho Zepeda, más allá de que tanto el título de libro como su portada apuntasen maneras a que el escenario donde podría transcurrir la trama, quizás, no fuera especialmente atractivo. Maneras que dejan de serlo cuando lees la contraportada. Más evidente, imposible.

Y digo esto porque entiendo a quienes les de pereza, -o cualquier otra cosa que se le parezca-, leer una novela que transcurre durante el Tour de Francia, más a aquellos lectores que aman la novela criminal y que puede no cuadrarles si no eres aficionado a este deporte. Por ello, me gustaría que dejéis de lado ese aspecto, porque si queréis disfrutar de una novela espectacular, con un ritmo vertiginoso y una prosa brillante, tenéis que leer Muerte contrarreloj sí o sí. Y, ya puestos, intentaré explicar los motivos de mi recomendación.




(Biografía facilitada por la editorial).

Jorge Zepeda Patterson es economista y sociólogo, con estudios de doctorado en Ciencias Políticas en la Sorbona de París. Fundó y dirigió los diarios Siglo 21 y Público, y fue director de El Universal. Actualmente es analista en radio, televisión y prensa escrita, y dirige el diario Sinembargo.mx. También ha escrito y editado media docena de libros de análisis político. Recibió el prestigioso Premio Maria Moors Cabor de la Universidad de Columbia.


Como novelista, se estrenó con Los corruptores (Destino, 2013), finalista del premio Dashiell Hammett y primera parte de la serie «Los Azules», con un éxito de crítica arrollador. La segunda parte, Milena o el fémur más bello del mundo, ganó el Premio Planeta en 2014. La tercera, Los usurpadores, fue publicada por Destino en 2016. Con Muerte contrarreloj introduce nuevos personajes en su universo literario.






Cuatro incidentes en el Tour de Francia han alertado a la policía: un atropello, un violento asalto, una sospechosa intoxicación y un supuesto suicidio. En más de un siglo nada había alterado el orden de uno de los eventos deportivos más importantes del mundo hasta ahora que es evidente que hay un asesino en el pelotón de corredores.

Marc Moreau, miembro clave del equipo cuatro veces campeón, es reclutado para seguir de cerca las huellas del culpable. Marc sabe que con tal de ganar una etapa del Tour, hay ciclistas dispuestos a morir en descensos suicidas a más de noventa kilómetros por hora; pero ahora también hay algunos dispuestos a matar para conseguirlo.

En una competición que parece destinada a la desgracia y en la que todos los involucrados se convierten en víctimas y culpables, Moreau tiene frente a sí la oportunidad de su vida y, al lado de Fiona —su novia y jefe de mecánicos— y Steve Panata —su mejor amigo y cuatro veces campeón—, tendrá que decidir entre la traición, el triunfo o incluso la muerte en una frenética batalla en solitario contra el cronómetro.







Lo primero que me llamó la atención, nada más abrir el libro, fue su prólogo. El primer párrafo me resultó impactante y ya supe que me enfrentaba a una lectura de tronío, de esas que no puedes dejar de leer ni aunque quieras.

Siempre he dicho que cuando una novela -más si hablamos de género negro o policíaco- no te atrae como un imán en las primeras treinta páginas, malo. Pero, ¿en el prólogo?, ¿en el primer párrafo del prólogo? Así que continué leyendo, ya no podía parar. No quería pensar en que fuesen fuegos de artificio, que a un prólogo memorable le siguieran capítulos de relleno hasta ponerme en situación. Y digo que no quería hacerlo porque por lo poco que conozco a Jorge Zepeda Patterson, tenía más bien claro que eso no iba a pasar. Y entonces me dejé llevar, porque todo lo que leía me gustaba. Empecé a devorar capítulos como si no hubiese un mañana.
 

La novela está escrita en primera persona por el protagonista, Marc Moreau, en la actualidad primer gregario del equipo Ventoux y amigo íntimo del líder: Steve Panata. Empezaron a competir en el Ventoux once años antes, cuando el francés contaba con veinticuatro años y el americano, veintidós. Eran simples gregarios, pero la marcha del líder y la falta de presupuesto para fichar una estrella a la altura del que tenían hasta entonces hicieron que el equipo se decantase por alguien de la plantilla. Y las miradas se posaron en los dos amigos, con similar calidad y facultades, aunque entre quienes decidieron se impuso la leyenda de Induráin, que sin ser un gran escalador, había ganado cinco tours seguidos gracias a sus habilidades como contrarrelojista unido al apoyo de su equipo, en el que abundaban los mejores escaladores. Precisamente en lo que Moreau destacaba y, de ese modo, los directivos optaron por Panata, que era invencible en otros terrenos excepto en la montaña y con el aliciente que era un imán para los patrocinadores. 

Y fue en aquel momento cuando los dos amigos renovaron la promesa formulada un año antes de que siempre se apoyarían entre ellos. Corría el 2006 cuando ambos se conocieron y convirtieron en el blanco de las novatadas de otros ciclistas que acudieron a un campamento organizado por el equipo Ventoux en Cataluña y que sellaría, a golpe de agravios, una alianza indisoluble basada en la protección mutua. Concurrieron a aquella cita cuarenta y seis jóvenes que soñaban en convertirse en profesionales y que, a base de pruebas, tendrían que demostrar que eran los mejores, porque solo nueve de ellos pasarían a engrosar las filas del primer equipo. Steve y Marc despuntaron enseguida sobre todos los demás.

Nació así una profunda amistad, que se mantuvo y creció a lo largo de los años. Ayudaron mucho sus notables diferencias en cuanto a origen y modo de enfocar la vida, porque las carencias de uno se nutrían de la riqueza del otro, ya fuese en lo material o en lo intangible y viceversa. Mientras Steve había tenido una vida regalada desde su nacimiento, ya que sus padres eran una pareja de prestigiosos abogados en EEUU que nunca se opusieron a sus caprichos, la vida de Marc no fue precisamente fácil, ya que era hijo de padres divorciados: un militar francés retirado que vivía en los Alpes y una madre, enfermera, con la que residió hasta los dieciocho años en Medellín -Colombia-, momento en el que fue plenamente consciente de que era un estorbo para ella. Con semejante mochila se fue a vivir con su padre, para nunca más volver. De su época en Medellín sacó algo positivo: que gracias a lo lejos que vivía del colegio y lo mucho que tenía que madrugar, su madre le compró una bicicleta y, como era muy perezoso para levantarse, cronometraba todos los días el trayecto para rebajarlo cada día y así poder dormir más.

De cualquier modo, aunque esta amistad sea uno de los temas más destacables de la novela -obviando que se trata de una novela negra y que lleva implícita una gran carga de ambición, egoismo, crueldad, etc.- solo os he querido poner en antecedentes de lo estrecha que es esta relación, porque marcará cada página del relato y porque a medida que van pasando etapas en la carrera y la situación se hace más acuciante, ya que hay un asesino -o asesinos- que campan a sus anchas, el vínculo sufrirá las consecuencias. No obstante, lo que os he contado solo es un aperitivo, aunque no lo parezca.

Porque, ¿qué es lo que sucede realmente? Intentaré dar la versión corta: De los ciento noventa y ocho ciclistas que comenzaron el Tour en la etapa prólogo, al tercer día  cincuenta y dos de ellos ya lo habían abandonado. Llegados al séptimo día, la suma de contratiempos era más que sospechosa, de modo que la organización lo tuvo que poner en conocimiento de la policía, que inició una una investigación. Se hizo cargo de la misma el comisario Favre, quien a su vez pidió colaboración a Marc Moreau dado que, en el pasado, fue policía militar, por mucho que el ciclista insistiera en que su experiencia se limitaba a unos pocos seminarios en Paris hacia más de una década. Sin embargo, para el comisario el hecho de que participe en el Tour le permitiría tener un topo en el corazón de la organización. Estos sucesos son los siguientes:

- Una semana antes del comienzo de la competición Hugo Lampar, escalador del Locomotiv, fue atropellado mientras entrenaba en un camino solitario. Sufrió numerosas fracturas que hicieron inviable su participación en el Tour y anuló las opciones de éxito de su líder, Serguei Talancón.

- Tres días antes de comenzar el Tour, el alemán Hankel fue asaltado por unos ladrones y, aunque no opuso resistencia y les dió su cartera, le abofetearon y tiraron al suelo, para después golpearle en los tobillos, imposibilitando su participación en la competición. Curiosamente, este ciclista quedó tercero en el Giro de Italia y se esperaba mucho de él en el Tour.

- El inglés Cunninham sufrió una intoxicación sospechosa en la primera contrarreloj celebrada en la primera etapa. El cuerpo médico no consiguió entender cómo fue posible que le atiborrasen de antihistamínicos cuando comió lo mismo que el resto de la plantilla. Era el candidato ideal para poner a Panata contra las cuerdas en esta prueba; sin embargo, llegó tres minutos después que el americano tras este percance.

- En la quinta etapa, unos supuestos aficionados provocaron una caída masiva y cuatro ciclistas del equipo Movistar tuvieron que abandonar la competición, dejando a su líder con sus opciones de triunfo bastante mermadas.

Y todo se precipita cuando encuentran el cadáver de Saul Fleming, el segundo del equipo ingles y el hombre encargado de llevar en volandas a su líder al podio, en la bañera de su habitación. Aparentemente se ha suicidado, a juzgar por sus muñecas abiertas, pero todo indica a que es un asesinato.

Pues bien, con estos mimbres se articula una novela fascinante, no solo porque en ella se combina la épica del ciclismo en todo su esplendor, viviendo cada etapa como si estuviésemos allí. O qué digo, mucho mejor, porque nos meteremos en la piel del mejor de los gregarios y seremos conscientes del esfuerzo de su lucha para convertir a su amigo y líder en ganador. Despojándose de su alma y quien sabe si su dignidad en cada pedalada, aguantando en el llano, protegiéndole en la montaña o corriendo sobre carreteras adoquinas en las que dejarse las piernas durante horas es lo menos malo de todo lo que hay que aguantar, mientras el resto del cuerpo empieza a debilitarse bajo su peso. Y al término de cada etapa, después de acompañarle al ritual del masaje o a la prueba antidoping -si es que toca-, llega la cena, ese momento en el que hay que reponer energía porque el gasto de calorías durante la jornada es brutal. Después, ya en la cama, repasaremos con él la clasificación, veremos las posibilidades y día a día, entre la extenuación y la satisfacción del deber cumplido, veremos como la sombra de la duda cada vez aumenta más y empieza a cuestionarse ¿qué pasaría si...?

Y si ya solo con eso sería un relato de lujo, viene aderezado por un misterio que nos traerá de cabeza a lo largo de todas sus páginas. Y no podrás dejar de leer, porque te devorará. No me diréis que no es un buen plan, ¿verdad?






Muerte contrarreloj es una historia apasionante. Tras un prólogo impactante, donde se sientan las bases de lo que será un relato brillante y vibrante a partes iguales, que viviremos con el corazón en un puño a lo largo de veintiuna etapas, ensambladas con precisión, como si de un reloj suizo se tratase, conoceremos los entresijos de un evento deportivo sin parangón, pero también asistiremos a una investigación criminal que nada tiene que envidiar a la mejor novela negra que hayáis leído, más allá de unos escenarios que quizás no motiven a muchos, pero que son una maravilla en todos los sentidos. Porque recuerda que:






12 comentarios:

  1. Una reseña estupenda como todas las tuyas. Espero poder leer este libro más adelante, me parece un argumento novedoso, sobre todo, si la acción pasa sobre dos ruedas. Apuntado queda.

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  2. La verdad es que la trama es muy original, y toda la novela está muy bien constuída. Me encanta cuando acaba cada capítulo con la clasificación general del ranking de sospechosos. Muy buena reseña.

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  3. Kayena, has hilado muy fino y te ha quedado una reseña que esta al nivel al que nos tienes acostumbrados, claro que has tenido una ayuda inestimable porque la novela es estupenda una de las más originales que he leído ultimamente, yo la he disfrutado muchísimo, con ella he descubierto al autor, pues aunque tengo hace tiempo la novela de Milena o el fémur más bello del mundo, aun no la he leído pero espero hacerlo muy pronto.

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  4. Pues lo del ciclismo es lo que no me atraía de la novela. Pero vista tu reseña y recordando que tampoco me gusta el boxeo y disfruté a lo grande con Golpes... Has conseguido que le dé una oportunidad a esta novela.
    Besotes!!!

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  5. Margari tienes toda la razón, a mi me ha pasado lo mismo, el ciclismo es un deporte que no me llama la atención, pero otra cosa muy distinta es la trama de la novela, y la de esta es para quitarse el sombrero y ha conseguido que a partir de ahora vea este deporte con mucho más respeto e interés. Kayena, tu reseña estupenda, como ya nos tienes acostumbrados. Un beso

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  6. Suena pero que muy bien eso de que el autor ha venido para quedarse en tu estantería, y además en la de los elegidos. Habrá que echarle el lazo.

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  7. ! hola Kayena! imposible pasar por alto tu reseña, gracias por el gran paseo en bicicleta y la pedaleada cuesta arriba que fue toda obra tuya, nos estamos viendo, gracias! saludosbuhos

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  8. Pues no lo conocía... no me importaría leerlo, me lo apunto para más adelante.
    Gracias por la reseña!

    Besotes

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  9. Lo había visto por ahi pero no me dedica a leerlo. Además me encantaría conocer al autor, muchas gracias por la reseña.
    Por cierto, no conocía tu blog y ya te sigo. Te dejo mi blog por si te gusta también y quieres seguirme: leerenlaluna.blogspot.com.es
    Te leo y estaré comentando por aquí en próximas publicaciones:D
    Besos!

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  10. El autor no me disgusta pero tengo un problema de prejuicios porque no me gusta el ciclismo y temo que eso pueda estropear la lectura. Y así estoy, entre medio y nada
    Besos

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  11. Hola!! Nda había oído de este autor ni de su libro, viendo lo mucho que lo has difrutado me lo llevo anotadísimo. ¡Genial reseña! Besos!!

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  12. Buenas, como he leído más arriba a mí también me echaba para atrás lo del ciclismo, lo tengo vetado desde que cortaban mis programas favoritos de radio para emitirlo y me entraba un sueño soporífero. Pero confieso que después de leer tu reseña me han entrado muchas ganas de leerlo. Me lo apunto para más adelante, gran reseña. Un beso.

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