viernes, 9 de marzo de 2018

LA SEMILLA DE LA BRUJA, de Margaret Atwood


DATOS TÉCNICOS:

Título: LA SEMILLA DE LA BRUJA
Título original: Hag-Seed
Autora: Margaret Atwood
Traductor: Miguel Temprano García
Editorial: Lumen
ISBN: 978-84-264-0440-4
Páginas: 336
Presentación: Rústica con solapas



Cuando Carmina y yo nos enteramos que Margaret Atwood formaba parte del proyecto Hogarth Shakespeare y que iba a publicar su novela con Lumen, no dudamos ni un momento para ponernos en contacto con la editorial Lumen y organizar una Lectura Simultánea de la obra, pues entendíamos que tanto para quienes nos íbamos a estrenar con la autora, como quienes ya la habían leído, sería una ocasión de lujo para participar en una iniciativa magnífica, que a nadie dejaría indiferente.

Para quienes no sepáis de lo que os hablo, este proyecto nació para rendir homenaje a William Shakespeare con ocasión de los fastos organizados al cumplirse el 400 aniversario de su muerte en 2016. Los responsables del proyecto contactaron con los escritores internacionales que ellos entendieron más prestigiosos para proponerles reescribir alguna de sus obras. En principio, las más emblemáticas y, hasta la fecha, se han publicado los siguientes títulos:
1.- Jeanett Winterson, reinterpreta Cuento de invierno con su novela El hueco del tiempo.
2.- Anne Tyler, que reinterpreta La fierecilla domada con su nueva versión titulada Corazón de vinagre.
3.- Margaret Atwood, con La semilla de la bruja versiona La tempestad.

A las que se unirán:
4.- Tracy Chevalier, con Otelo
5.- Jo Nesbo, con MacBeth.
6.- Howard Jacobson, con El mercader de Venecia.
7.- Gillian Flynn, con Hamlet.
8.- Edward St. Aubyn, con El rey Lear.

Las obras de The Hoghart Project se publicarán en más de una veintena de países: Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, India, Sud África, Australia, Nueva Zelanda, Noruega, Italia, Ámsterdam, República Checa, China, Corea, Serbia, Polonia, Suecia, Alemania, Taiwán, Dinamarca, Eslovaquia y Rusia. En España las publicará la editorial Lumen.

LA AUTORA:
Margaret Eleanor Atwood (Ottawa, 1939), además de una prolífica poetisa, novelista, crítica literaria, profesora y activista política canadiense, es una de las escritoras más prestigiosas del panorama internacional. Ha escrito novelas de diferentes géneros, ensayos, relatos y libros de poemas. También guiones para televisión, como The Servant Girl (1974) y ensayos como Days of the Rebels: 1815-1840 (1977). Es miembro del organismo de derechos humanos Amnistía Internacional y una de las personas que presiden BirdLife International, en defensa de las aves.
Empezó a escribir a los dieciséis años. En 1957 inició sus estudios universitarios en la Victoria University de Toronto, graduándose en 1961 como licenciada en filología inglesa. Meses después, tras ganar la Medalla E.J. Pratt con su poemario Double Persephone, continuó con sus estudios de postgrado en el Radcliffe College de la Universidad de Harvard, con una beca de investigación Woodrow Wilson y obteniendo un máster.
Ha impartido clases en la Universidad de British Columbia, en la Universidad Sir George Williams de Montreal, en la Universidad de Alberta, en la Universidad de York de Toronto y en la Universidad de Nueva York. 

Entre sus obras en español se encuentran:
  • La mujer comestible (1969),
  • Los diarios de Susanna Moodie (1970)
  • Juegos de poder (1971)
  • Resurgir (1972),
  • Doña Oráculo (1976),
  • Chicas bailarinas (1977),
  • Asesinato en la oscuridad (1983),
  • El huevo de Barba Azul (1983),
  • El cuento de la criada (1985),
  • Ojo de gato (1988),
  • La novia ladrona (1993),
  • Alias Grace (1996),
  • El asesino ciego (2000),
  • Oryx y Crake (2003),
  • Penélope y las doce criadas (2005),
  • La maldición de Eva (2006),
  • Desorden moral (2006),
  • Érase una vez (2007),
  • El año del diluvio (2009),
  • Pagar con la misma moneda (2009),
  • Nada se acaba (2015).
  • Por último, el corazón (2016)


SINOPSIS:
«Cuando eres joven, crees que todo es posible. Te mueves en el presente, jugando con el tiempo como si fuera un juguete a tu disposición. Piensas que puedes deshacerte de cosas y personas, y aun no sabes bien que tienen la mala costumbre de volver.»
Es un lunes cualquiera de enero de 2013 y Felix pasa el control de seguridad para acceder al centro correccional de Fletcher. Los guardias lo miran con simpatía y benevolencia; para ellos este hombre solo es el señor Duke, un cincuentón que en sus ratos libres se dedica a organizar funciones de teatro con los reclusos. El autor elegido siempre es Shakespeare, y este año el profesor les propone La tempestad.
Felix accede sin problemas al recinto de la cárcel, llevando consigo algo muy peligroso pero imposible de detectar a través de un escáner: son las palabras, aún vivas, robustas, sonoras, de una obra donde la venganza viaja a través del tiempo y se instala en el presente. De a poco, ensayo tras ensayo, los chicos de Fletcher, que quizá nunca antes habían oído hablar de Shakespeare, convierten la obra en algo muy personal. Ahí se encuentran con sus fantasmas y con algo de sí mismos que no sabían, pero hay más: Felix, ese profesor terco y a veces aburrido, el día del estreno de la obra también podrá vengarse de quien le arruinó en el pasado.


IMPRESIONES:

Normalmente no me gustan las versiones que se hacen en literatura (en música es otra historia) y, sin embargo, cuando tuve conocimiento del proyecto Hogarth Shakespeare sentí una atracción indescriptible sobre lo que se podría llevar a cabo en esta iniciativa. Me apetecía mucho leer lo que algunos de los escritores elegidos podían hacer al reescribir las obras del Bardo de Avon y mi gran sorpresa fue descubrir que entre todos ellos refulgía, con un brillo especial, el nombre de Margaret Atwood, ya que era la ocasión ideal para conocer a una escritora de la que todo el mundo llevaba hablando mucho tiempo y lo hacía en positivo. Todavía guardo, a la espera de lectura, su archiconocido El cuento de la criada, pero esta era una ocasión de gala para conocer su prosa junto al grupo #SoyYincanera y quería aprovecharla, con ellos.
El problema me vino cuando fui consciente de que no había sabido medir bien mis tiempos. Aunque he leído unas cuantas obras del genio inglés, La tempestad no había sido una de ellas y mi temor se hizo patente cuando comenzamos oficialmente la Lectura Simultánea y aún no lo había hecho. ¡Menos mal que me leí la reseña que sobre La semilla de la bruja escribió Mientrasleo!, porque en ella nos decía que no era necesario haberlo hecho, aunque no estaba de más, lógicamente. Eso me quitó un peso de encima, aunque no las tenía todas conmigo.
Pero fue empezar a leer y dejarme llevar. Capítulo a capítulo descubría a una autora fascinante, capaz de embaucarte en una historia convicente, emotiva y emocionante y un estilo arrebatador desde ese prólogo fechado un miércoles, 13 de marzo de 2013, en el que los internos del Correccional Fletcher van a interpretar La Tempestad, de William Shakespeare.
Pero claro, antes de llegar a esta parte, tendría que contaros todo lo que sucedió hasta entonces, que no es otra que la historia de Felix, director artístico del Festival de Makeshiweg, en Ontario donde cada temporada representa una obra del dramaturgo inglés. Además, es viudo y, hasta hace nada, padre de una niña que acaba de morir con tan solo tres años, víctima de una meningitis. Semejante desgracia, que le ha sobrevenido sin reponerse aún de la de la muerte de su esposa, le ha hecho volcarse en una nueva producción: la de La Tempestad, en la que él va a ser el protagonista, representando a Próspero y que será la más atrevida y audaz de cuantas se han escenificado hasta la fecha.
No obstante, dicen que las desgracias nunca vienen solas y aprovechándose de su debilidad, Tony, su mano derecha, la persona que se ocupa de hacer viables las ideas del genio, decide traicionarle robándole su puesto. Cuenta con el apoyo de la Junta Directiva y del Ministro de Cultura, Sal O´Nally, con quien Felix, desde que eran niños e iban a la escuela juntos, ha rivalizado. No hay nada que hacer. Y Félix tira la toalla, después de que unos guardias de seguridad le pongan de patitas en la calle. Sin paliativos.
Decide entonces abandonarlo todo y recluirse, durante años, en prácticamente una choza que ha encontrado en el camino mientras conducía, a la deriva, su viejo Mustang descapotable. Comenzará así su lúgubre exilio y aflorará su necesidad de venganza.
«Qué bajo ha caído. Qué humillación. En qué poco se ha quedado. Sobreviviendo a duras penas, malviviendo en un cuchitril, ignorado en un lugar olvidado; mientras Tony, ese mierdecilla pomposo que es pura pose, se codea con los grandes y traga champán y engulle caviar y lenguas de alondra y cochinillo, y asiste a galas y disfruta de la adoración de su camarilla, sus lacayos, sus aduladores…». (Página 20).  

Y van pasando los años. Y Félix, en su tremenda soledad, se refugia en la nostalgia. Y esta coquetea con la fantasía, hasta el punto que comienza a maquillar su existencia para hacerla más liviana idealizando su triste supervivencia al lado de su hija, hasta que comprende que ha tocado fondo y que necesita volver a la realidad. Gracias a internet, encuentra un trabajo en una cárcel cercana, donde se lleva a cabo un programa de reinserción de presos por medio del teatro y entabla una gran amistad con Estelle, la responsable del programa. También será la red la herramienta que le permita seguir los pasos de los que antaño le traicionaron, en especial, Toni.
Cada temporada representan en el penal una obra de William Shakespeare y, a medida que esto sucede, Felix irá conociendo más y mejor a los reclusos, entre quienes goza de una gran aceptación. Doce años después de su destierro voluntario, Estelle le desvela en la última de las muchas citas que mantienen a lo largo de los años, que el programa de reinserción está en el punto de mira de los políticos y que ha hecho gestiones para que dos ministros del ramo acudan al correccional para asistir al estreno de su próxima obra. Estos no son ni más ni menos que Sal y Tony y Felix decide que es el momento de llevar a cabo su gran obra: La tempestad y que como lleva más de una década pergeñando su venganza, esta alcanzará visos de ciclogénesis explosiva.
Y ahora debería volver a remontarme al principio de esta reseña, cuando hablaba de que el prólogo se sitúa en un miércoles, 13 de marzo de 2013, cuando los internos del Correccional Fletcher van a interpretar La Tempestad, de William Shakespeare. Podría hablaros también de los ensayos, de cómo se eligió a cada uno de ellos para según qué papel o de como al no querer ninguno hacer el papel de Miranda, Felix tuvo que recurrir a la actriz que iba a interpretar a ese personaje en su producción original frustrada. Y así, muchas cosas más, pero entiendo que eso lo tenéis que descubrir vosotros, porque es apasionante.
Donde sí quiero incidir ahora es en dónde la magia de esta historia. Porque la tiene a raudales. 
Como os decía anteriormente, antes de abordar esta lectura, no me había leído, muy a mi pesar, la novela original y, aunque busqué información sobre la trama, me fié de Mientrasleo y me lancé a la piscina. El tiempo apremiaba y una inoportuna sinusitis acabó por rematarme. Con lo que no contaba es que la autora iba a hacer un resumen de ella casi al final de la novela. Un lujo, creedme. No obstante, esto es accesorio en comparación con lo que vamos a encontrarnos, porque lo realmente admirable es el modo en que Atwood consigue incorporar una obra dentro de la otra y, por lo tanto, ejecuta, con un virtuosismo inaudito, todo un tributo a Shakespeare. Porque lo hace de una manera aparentemente sencilla, pero que cuando empiezas a procesarlo, te maravilla.


CONCLUSIONES:

¿Y qué más puedo contaros acerca de esta novela? Pues que aún sabiendo que el prestigio no se gana en un día y que Margaret Atwood es una estudiosa de Shakespeare y su obra, sumar dos y dos y descubriréis un talento descomunal detrás de La semilla de la bruja, una lectura imprescindible para quienes adoren la obra del bardo y un lujo para el común de los lectores entre quienes me incluyo. 



Esta reseña participa en la iniciativa 









16 comentarios:

  1. No he leído nada de la autora, ni siquiera he visto la serie de El cuento de la criada, pero me ha gustado lo que has contado de este libro y creo que voy a decidirme a leerlo para estrenarme con Margaret.
    Besos

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  2. Posición muy entusiasta, creo que a mí me ha gustado menos que a ti pero aun así he disfrutado mucho con los presos y sus razones para aceptar o no los papeles, las reflexiones finales me han encantado. Y algo que pienso es que no es la mejor obra con la que estrenarse con la autora.
    Besos

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  3. Porque la he leído, que si no, iba corriendo a por la novela.
    Besotes!!!

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  4. Definitivamente no coincidios. A mi la novela no me ha parecido tan brillante, claro que eso a la fuerza tiene que pasar si la comparativa es con Shakespeare. El caso es que a mí, nada de nada.

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  5. Muy buena reseña Kayena. En esta obra coincido más con las opiniones de Eva y de Mari, a pesar de que me ha gustado mucho el inicio y la primera parte del libro, el final no ha conseguido convencerme. Me pasó algo parecido con "El cuento de la criada". Me gustó mucho mas lo que cuenta, que como lo cuenta. Y eso que ahí me puso los pelos de punta. Un beso.

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  6. Coincido en que tiene mucha magia y en que hay que ir más allá de lo qué cuenta y cómo lo cuenta, besotes y cuídate.

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  7. No comparto tu entusiasmo: lo triplico. Es un GRANDÍSIMO trabajo. Me atrevo a afirmar que no al alcance de cualquiera. Sí es verdad que no es imprescindible haber leído antes «La tempestad». Ahora, la lectura de la misma intensifica la grandeza de la novela de Atwood, esto es así. Un beso, jefa.

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  8. A mi también me ha gustado mucho, y coincido con esta novela tiene mucha magia y es además magistral, y bueno yo tampoco me pude leer la tempestad, porque mi tiempo es el que es, pero si que busqué información para poder ir rellenando esas lagunas que me encontraba por doquier

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  9. Creo que soy de las que ha disfrutado con la novela, aunque pienso sinceramente que lo hubiera hecho más si "La tempestad" se hubiera cruzado antes en mi camino. Dejando de lado que la novela ha transcurrido por un camino muy diferente al que yo esperaba en un principio, tras leer el prólogo, he sabido entrar en la obra y he podido disfrutar con la trama y la adaptación, con la puesta en escena entre reclusos y director para llevar a cabo la obra y con el final que da segundas oportunidades. Tengo claro que si cae en mis manos alguna otra obra que homenajee a Shakespeare, me voy a ir de cabeza a leer el original para disfrutar mucho más con la adaptación.
    Muy buena reseña. Besos.

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  10. Sin duda, en la novela se aprecia el trabajo de Atwood; como comento, creo que más que una novela, estamos ante un comentario de texto disfrazado. La autora disecciona cada parte, minuciosamente, de la obra original. Aunque la versión destila amor hacia la literatura por cada una de sus páginas, el conjunto no me ha terminado de atrapar. La venganza en sí me ha decepcionado y el transcurrir de los hechos, hasta llegar a ella, es lento, desde mi punto de vista. No obstante, pienso darle una segunda oportunidad a Atwood, quizá con "El cuento de la criada". Un abrazo.

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  11. Creo que la novela, cómo bien dices, es una obra de ingeniería. Atwood es una gran autora.

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  12. Le tengo ganas a este libro pero no se si lo voy a disfrutar.

    Saludos

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  13. Comparto totalmente tu opinión, y el exhaustivo análisis que haces de la novela me parece magnífico, aunque también entiendo que hay personas a las la obra no les ha llegado; estamos ante una novela compleja y como tal las opiniones se disparan, pero creo esta es una novela que hay que leerla con el corazón y no con la cabeza. Besos

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  14. Gracias por la mención. Verás, en mi caso fue fácil, lo leí con una amiga y ella no había leído La Tempestad y yo sí. Su lectura del libro fue mucho más rica que la mía, sobre todo porque la completó con ese resumen final, mientras que yo me perdía un poco más buscando cada parte de la tempestad y cada personaje trasladado, aunque reconozco que la autora lo pone fácil. Al final, y aunque no está demás, creo que en este caso leer La Tempestad después es casi mejor que haberlo leído antes. Al menos esa fue mi percepción.
    Coincido contigo en el tema de las versiones, hasta este proyecto tendía a mantenerme lejos de versiones y de continuaciones de sagas realizadas por pluma ajena, pero en este caso estoy disfrutando de todas y cada una de ellas.
    La reseña impecable, muy razonaca y afín a lo que yo leí y, como siempre, fantástico es leer vuestros comentarios a medida que avanzáis con la lectura y el cuidado que ponéis en no destripar el libro a quien aún no lo ha leído.
    Besos

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  15. Hola Kayena, una fantástica reseña y eso que la novela se las trae y también difícil reseñarla, pero los resultado han sido en mi opinión muy buenos. Yo soy de lo que la ha amado. Disiento con la opinión de Mientras Leo, yo si que creo que leer antes la original facilita mucho su comprensión, sobre todo a la hora de esas falsas expectativas que se crean y que tanto daño pueden hacer, pues una reinterpretación se tiene que ceñir a la esencia de la original

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  16. ¡Hola! Me ha gustado bastante este post porque he descubierto muchas cosas que desconocía. Sin duda es un título que voy a tener muy en cuenta, interesante el proyecto Hogarth Shakespeare.
    Un abrazo :)

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