lunes, 5 de enero de 2015

EL VIGILANTE, de Peter Terrin


DATOS TÉCNICOS:

Título: EL VIGILANTE
Título original: De Bewaker
Autor: Peter Terrin
Traductora: María Rosich
Editorial: Rayo Verde Editorial
ISBN: 978-84-15539-78-0
Páginas: 672
Presentación: Rústica con solapa




El Premio Internacional de Literatura de la Unión Europea (PLUE) se creó en 2009 con la intención de promover e impulsar la obra de escritores emergentes fuera de sus fronteras. Para ello se creó un jurado competente cuya finalidad consistiría en seleccionar a doce novelistas en distintos países de la Unión Europea (los veintiocho estados miembros así como Albania, la Antigua República Yugoslava de Macedonia, Bosnia y Herzegovina, Islandia, Liechtenstein, Montenegro, Noruega, Serbia y Turquía) cada año para que sus novelas fueran traducidas a los distintos idiomas que se hablan en la UE. Además, los elegidos recibirían un premio en metálico de cinco mil euros.

Los requisitos que los participantes han de cumplir son tan sencillos como que sean europeos, que su país haya sido uno de los propuestos en la convocatoria de ese año y que hayan escrito más de un libro. Cada año varían las nacionalidades propuestas, por lo que en un período de tres años, todos los países tienen oportunidad de llevar a uno de sus escritores a formar parte de los elegidos.

Y fue así como, a finales de 2014 me enteré de la existencia de esta novela, ganadora en la edición de 2010 junto con las de Goce Smilevsky (de Macedona), Myrto Azina Chronides (de Chipre), Tiit Aleksejev (de Estonia), Natasa Kramberger (de Eslovenia), Adda Djorup (de Dinamarca), Jean Back (de Luxemburgo), Riku Korhonen (de Finlandia), Iris Hanika (de Alemania), Razvan Radulescu (de Rumanía) y Raquel Martínez-Gómez (de España).



EL AUTOR:

Es la primera novela que leo de Peter Terrín y ya os comenté que de no haber ganado este premio, difícilmente le hubiese conocido. Tampoco es que haya encontrado mucha más información por otras vías que la que se nos ofrece en la solapa del libro:

Peter Terrin (Tielt, Flandes, Bélgica, 1968) representa una voz única en la literatura contemporánea en lengua neerlandesa, tratando temas universales y a la vez de gran actualidad.

Ha sido descrito como un “maestro del detalle ominoso”, es considerado por la crítica como un inconformista literario, un escritor clásico que no sigue las tendencias y un estilista magistral. También ha escrito teatro y participa activamente como columnista en distintos medios.

Ha sido galardonado con varios premios literarios como el Premio de Literatura AKO y el Premio de Literatura de la Unión Europea.



ARGUMENTO:

Hay argumentos complicados a la hora de explicarlos por temor a contar más de lo que se debería, sobre todo porque lo que a unos nos parece que no tiene importancia y que es vital a la hora de desarrollar una situación, para otros puede contener información relevante que no desearía conocer antes de leer una novela. En estos momentos, como en este caso, lo mejor es limitarse a transcribir la sinopsis elaborada por la editorial:

Dos vigilantes, aislados en el aparcamiento de un edificio de lujo, esperan la llegada de su relevo y de las provisiones que les mantienen con vida. Tienen prohibido comunicarse con los residentes, y la situación se agrava cuando observan cómo todos excepto uno abandonan el edificio en el mismo día. La suposición de que en el mundo exterior haya ocurrido una catástrofe, la falta de provisiones y la posibilidad de que todo sea una prueba para conseguir un ascenso les llevarán al límite de su resistencia. 

El miedo al exterior y al otro, la necesidad de aguantar y sus obsesiones hacen de esta obra una maravillosa metáfora sobre la sociedad actual y la soledad del ser humano.



IMPRESIONES:


Lo primero que me llamó la atención de esta novela una vez leídas las primeras páginas fue su título. No entendía que aún cuando esta estuviese narrada en primera persona por uno de los protagonistas de la historia que como su compañero es vigilante de seguridad, el título fuese en singular. A mitad de camino lo entendí, o eso creo.

Peter Terrin nos traslada con El vigilante a una ciudad desconocida en un mundo relativamente cercano. Antes de leerla, por algunos artículos y reseñas, tenía entendido que la novela podía considerarse una distopía, aunque a mí no me lo ha parecido. Tiene ciertas dosis de ella, del mismo modo que podría considerarse un thriller psicológico aunque sin el ritmo que suele tener este tipo de novelas. Pero no me atrevería a etiquetarla en un género o en otro. Es verdad que del primero deducimos que el mundo conocido apenas existe, pues una catástrofe parece haber liquidado en cierto modo la ciudad en la que transcurre la acción. Lo poco que sabemos es a través de las reflexiones de Michel, que junto a su compañero trabaja como vigilante en un edificio de lujo habitado por cuarenta acaudalados vecinos. Su hábitat es el parking del edificio, del que no pueden salir bajo ningún concepto y la única entrada al inmueble. La rutina de ambos sólo es interrumpida cuando llega el camión con las provisiones, que cada vez se dilata más en el tiempo y la posibilidad de que llegue un nuevo relevo. Quizás sea en el ámbito del thriller psicológico donde tenga más posibilidades de ser encasillada. Una de las razones, la más importante de todas, es que la historia esté narrada en primera persona, como si de un diario se tratase y a través de su acontecer diario somos testigos de la evolución mental de los personajes, de cómo son capaces de retorcer cualquier anécdota, cualquier situación. Esto nos permite, a su vez, ver como en un ambiente claustrofóbico como es ese sótano, el entendimiento se escapa hasta la perversión. Hay dos momentos decisivos: el primero cuanto todos los habitantes del inmueble, excepto uno, abandonan el edificio. El segundo, cuando llega el relevo que previamente la organización les había comunicado. Es entonces cuando el aislamiento y la falta de información les pasa factura y la paranoia y el miedo les llevan al límite de su resistencia, aflorando todos sus miedos largamente reprimidos.

Como os decía, Harry y Michel son dos vigilantes jurados, siendo el segundo quien, en primera persona, nos irá contando a lo largo de ciento ochenta y cinco capítulos las vicisitudes cotidianas que se les presentan a lo largo de los días y durante meses en su trabajo, porque, encerrados ambos en el sótano de un lujoso edificio, su vida se resume única y exclusivamente en las tareas que la organización para la que trabajan les ha encomendado: la vigilancia integral del parking en el que pasarán, no se sabe cuánto tiempo, aislados del mundo y teniéndose ambos con única compañía.

El trato que han de mantener con los inquilinos del inmueble es frío y distante, hasta el punto que la relación con ellos se limita a un saludo en el caso de que estos accedan al parking a recoger sus vehículos o una simple mueca en muchos de los casos. Es más, tienen prohibido hablar con cualquier persona, por lo que la sensación de aislamiento es más que obvia y da lugar a que especulen continuamente. De todo y por todo.

Las identidades de ambos están muy bien definidas: Michel es detallista, escrupuloso y concienzudo en su trabajo. Harry es todo lo contrario: irreflexivo, vehemente y, en ocasiones, incluso violento. Son la cara y la cruz de dos personalidades que se nos muestran en toda su amplitud. Una de las cosas más curiosas de la relación que mantienen es que estando y sintiéndose solos ante las circunstancias, ambos tienen establecida una jerárquica, siendo bastante evidente que Michel tiene un rango inferior en base al momento en que empezaron a prestar servicios en el edificio en el que trabajan. Se ve en detalles tales como que él es el encargado de hacer la colada de ambos en un triste lavabo, hacer el recuento de municiones o que teniendo únicamente una silla y un taburete, cuando ambos hacen guardia siempre es Harry quien utiliza la silla dejando la otra pieza para Michel. Nunca se plantean turnarse en labores que vayan más allá de las rondas que hacen a diario y la guardia ante la puerta de la pequeña habitación en la que duermen por turnos durante cinco horas al día.




CONCLUSIONES:

El vigilante es una novela muy original, no sólo en su planteamiento, sino por los temas que aborda. Obviamente, no creo que deje indiferente a nadie, porque a lo largo de sus páginas hace, o al menos conmigo lo ha conseguido, que me replantease muchas cosas; es más, hay momentos en que ha conseguido sacarme de quicio y obligado a hacer más de una parada para tomar un respiro y decirme a mi misma que sólo era una novela, porque llegas a involucrarte en la historia. Creo que eso es más que suficiente para recomendarla, aunque reconozco también que no puede gustarle a todo el mundo precisamente por ser tan desconcertante.





RETOS:
- 100 LIBROS EN 2015 (1/100)


12 comentarios:

  1. Es la primera reseña que leo de la novela, la buscaré =)

    Besotes

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  2. No me había fijado en ella demasiado pero por lo que cuentas parece una lectura interesante y además me gustan los libros que hacen que te impliques en la historia
    Besos

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  3. No le había prestado mucha atención. Pero leyendo tu reseña,creo que tiene que estar muy bien escrita para conseguir implicar al lector de ese modo.
    Gracias por tus impresiones.

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  4. No me sonaba de nada este libro. Y tu reseña me ha dejado con ganas de disfrutar de esta historia. La apunto.
    Besotes!!!

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  5. Leí en su día una reseña y me gustó, creo que es una historia bastante original y que puede hacerte reflexionar sobre las situaciones que pueden llevar al ser humano a momentos extremos.

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  6. Estoy deseando hacerme con él y disfrutarlo!
    Muchas gracias por tu reseña.
    Besos

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  7. Me lo apunto , tiene una pinta estupenda y no había escuchado hablar de su autor. Un saludo

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  8. No la conozco pero la verdad es que me resulta interesante, me la apunto!
    Un beso

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  9. Pues no lo conocia pero pinta genial. Lo apunto.
    Un beso!

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  10. Otro libro mas que no conocia no creo que le haga asos si me lo cruzo por el camino

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